Aseguró que fue a rezar ante el crucifijo que en el siglo XVI acabó con la peste y llamó a redescubrir el contacto con familiares: «un plato caliente, una caricia, una llamada». Dijo que «hay gestos mínimos, que a veces se pierden en el anonimato de la vida cotidiana».
El Papa Francisco dijo que rezó para que se detenga la epidemia del coronavirus, pidió que la población pueda «redescubrir lo concreto de las pequeñas cosas» durante las cuarentenas por el avance de la enfermedad en todo el mundo y recordó a «los trabajadores de salud que han muerto en estos días».
«Le pedí al Señor que detuviera la epidemia: Señor, detenla con tu mano. Recé por esto», contó el pontífice en una entrevista que publica el diario italiano La Repubblica, en referencia a su salida el pasado domingo a dos iglesias del centro de Roma para pedir por el fin de la pandemia.
«Debemos redescubrir lo concreto de las pequeñas cosas, de los pequeños cuidados que hay que tener hacia nuestros allegados, la familia, los amigos», convocó el pontífice de cara a las restricciones de movilidad dispuestas en muchos países para que los ciudadanos se queden en sus casas.
«Comprender que en las pequeñas cosas está nuestro tesoro. Hay gestos mínimos, que a veces se pierden en el anonimato de la vida cotidiana, gestos de ternura, de afecto, de compasión que, sin embargo, son decisivos, importantes», destacó Jorge Bergoglio, quien el jueves inicia su octavo año como pontífice.
«Por ejemplo, un plato caliente, una caricia, un abrazo, una llamada telefónica... Son gestos familiares de atención a los detalles de cada día que hacen que la vida tenga sentido y que haya comunión y comunicación entre nosotros», añadió.
En ese marco, Bergoglio, de 83 años, analizó que «a veces sólo vivimos una comunicación virtual entre nosotros. En cambio, deberíamos descubrir una nueva cercanía».
«Una relación concreta hecha de cuidados y paciencia. Muy a menudo las familias, en casa, comen juntas en un gran silencio, pero no es para escucharse mejor unos a otros, sino más bien porque los padres ven la televisión mientras comen, y sus hijos están concentrados en sus teléfonos móviles», planteó.
«Parecen unos monjes aislados unos de otros», graficó.
«Así no hay comunicación; en cambio, escucharnos es importante porque entendemos los problemas de cada uno, sus necesidades, esfuerzos, deseos. Hay un lenguaje hecho de gestos concretos que debe ser salvaguardado. En mi opinión, el dolor de estos días debe abrirnos a lo concreto», propuso el obispo de Roma.
El Papa también evidenció que cualquier «comportamiento siempre afecta a la vida de los demás». Así, citó un artículo del periodista italiano Fabio Fazio en el que da cuenta de que es «evidente que los que no pagan impuestos no sólo cometen un delito, sino un crimen. «Si faltan camas y aparatos de respiración, también es culpa suya». «Esto me impresionó mucho», señaló.
Por último, preguntado sobre cómo puede vivir con esperanza frente a estos días alguien que no cree, el Papa aseguró que «incluso aquellos que aún no han encontrado a Dios, aquellos que no tienen el don de la fe, pueden encontrar ahí su camino, en las cosas buenas en las que creen». «Pueden encontrar la fuerza en el amor a sus hijos, a su familia, a sus hermanos y hermanas», manifestó.