Su mujer lo dejó, los amigos escasean y como si esto fuese poco en las carpas justicialistas no quieren tenerlo ni cerca. Solo le queda su sociedad con Cristina basada en un interés común: tener fueros.
Pocos dirigentes del peronismo derrotado están padeciendo como Daniel Scioli las consecuencias de la oportunidad perdida. Mientras los ultra «K» siguen adelante como si nada hubiese pasado y pretenden que Macri se haga cargo de los desastres del gobierno de Cristina, y los «ortodoxos» juegan a una renovación que ni siquiera tiene el sentido común de realizar una autocrítica acerca del papel que le tocó a cada uno de ellos durante la década de corrupción y engaño que acaba de terminar, el ex motonauta busca un lugar bajo el sol que, al menos por ahora, no parece estar al alcance de su mano.
Diego Bossio abandonó la cumbre del PJ en el hotel NH City, a metros de Plaza de Mayo, luego de que apareciera en escena Daniel Scioli, el último candidato a presidente del kirchnerismo que el ex titular de Anses abandonó meses atrás. Tras él partió su par del bloque Justicialista, Pablo Kosiner, cercano a Juan Manuel Urtubey.
Scioli se convirtió en la oveja negra de un acto y tuvieron que esconderlo. No subió al palco y quedó a un costado del escenario, invisible para la militancia que aplaudía a los oradores.
“No sé quién lo invitó. Yo sólo lo saludé ni bien lo vi”, se escapó ante una pregunta José Luis Gioja, presidente del PJ y uno de los longevos que pudo compartir el placo junto a intendentes y gobernadores. Y es justamente Gioja quien pocas horas antes, durante el último encuentro de la conducción partidaria, tuvo que llamar al ex gobernador para pedirle que no se acercara al cónclave: su encuentro con Cristina había desatado la furia de sus compañeros de conducción que justamente quieren cortar cualquier amarra con la desprestigiada dirigente.
Y es Cristina lo único que por ahora le queda a mano a Daniel Scioli. La necesidad mutua de conseguir fueros para evitar eventuales detenciones los lleva a pergeñar la idea de una fórmula común para encabezar las legislativas del año próximo. Ambos observan al Senado de la Nación como una isla de libertad frente al aluvión de causas por corrupción que los están cercando.
Aunque saben que para lograr una postulación deberán conseguir un aval partidario hoy esquivo o jugar la dificultosa aventura de ir por fuera del peronismo y buscar a suerte y verdad las tan ansiadas bancas. Aunque la evidencia indica que dificilmente llegasen al número necesario para sentarse en ellas.