ABORTO, DEBATE Y VIDA

La posibilidad de que en pocas horas el país cuente con una ley que autorice la interrupción voluntaria del embarazo obliga a que busquemos un punto de equilibrio frente al tema.

 

Una jornada que marcará un antes y un después en la Argentina. La cuestión del aborto, que parece encaminada a lograr su ley en este día, no supone festejo alguno y más bien se trata de consolidar lo que miles de mujeres consideran el legítimo derecho a disponer sobre su cuerpo mientras muchas otras refieren ubicar en el terreno del crimen. Pero es una vida la que está en juego y, cualquiera fuese el resultado, deberemos seguir trabajando para terminar con la violencia física y social, la falta de educación sexual y la proliferación de una industria clandestina que no desaparecerá si el estado, como en tantas otras cosas, no sabe dar la respuesta adecuada frente a un tema que desde hoy puede ingresar de lleno al espacio de la salud pública.

Si todo sale como el Gobierno lo prevé, a partir de la madrugada del miércoles el aborto será legal en la Argentina. Hasta última hora del lunes, el conteo indicaba 35 a 32 a favor, aunque los verdes estarían muy cerca de llegar a los 37 votos. La diferencia podría ampliarse si algunos senadores celestes deciden no presentarse a sesionar. “Hasta que voten todos, no sabremos el resultado”, explican cerca de un senador que milita la causa verde. Los nervios son absolutos. El Senado tiene que ratificar o rectificar la decisión que tomó hace dos años, cuando rechazó la legalización.

Estigmatizar a quienes piensan de una u otra forma poco y nada va a agregar a una sociedad enfrentada por todo, crispada y fanatizada; una sociedad que suele confundir la defensa de sus derechos con el atropello de los ajenos.

Permitir que cada sector exprese sus convicciones en paz -lo que toma especial importancia cuando se debe tener en cuenta que aún queda por delante una dura batalla legal acerca de la constitucionalidad de una ley que podría chocar con pactos de raigambre constitucional reconocidos por la Carta Magna de 1994, lo que ojalá rápidamente resuelva la Corte para evitar más crispaciones- será entonces un rasgo de madurez del que no podemos ni debemos privarnos.

Frente a una opción por la vida no son las cuestiones religiosas ni políticas las que deben confrontar: el libre albedrío, punto máximo de la esencia misma del género humano, permitirá a cada uno tomar en la soledad de su conciencia la decisión que crea más adecuada para resolver la cuestión.

Sin perder de vista la añeja deuda que como sociedad tenemos con la mujer, sus derechos y con la vida misma de cada argentino. Tantas veces nacer se ha convertido en una llegada al territorio de la muerte, el dolor y la marginalidad que por momentos parece necesario replantearnos mucho más que aborto si o aborto no.

No es por tanto solo un tema de creencias ni una cuestión médica; es algo mucho más profundo, comprometido y vinculado con la esencia misma del ser humano.

De todo ser humano…los que están a favor, los que se oponen y las y los que en definitiva son los destinatarios finales de aquello que se vote.

No lo olvidemos…