Abortó el desmbarco en Normandía: levantaron clausura del Hermitage

(Redacción) – Duró un solo día, pero el daño que se buscaba se logró; el país entero habló de la clausura. El Juez de Faltas ordenó este mediodía el inmediato levantamiento de la insólita medida.

El Hotel Hermitage debía tener 17 matafuegos en el área de recepción. Esto era lo que al menos afirmaban los inspectores que ayer se hicieron presentes en el establecimiento; había 15. 

No permitieron siquiera que los encargados del lujoso hotel fueran a buscar los dos que las autoridades decían que faltaba. Procedieron a la inmediata clausura del mismo.

A primera hora de hoy los responsables del Hermitage y sus apoderados legales se presentaron en el juzgado de faltas correspondientes y solicitaron la inmediata revisión de una medida que pareció al menos extemporánea. Así lo entendió la jueza interviniente y obró en consecuencia.

La Dirección de Inspección General del municipio levantó hoy la clausura preventiva del Hermitage Hotel que ayer había impuesto tras aducir la falta de elementos de seguridad.

La empresa presentó hoy su descargo, con fotografías probatorias, ante el Juzgado de Faltas N° 5, a cargo de Susana Maffioni, que luego ordenó una nueva revisión por parte de Inspección General.

Tras esa inspección, que se realizó este mediodía, 24 horas después de la clausura preventiva, la dependencia municipal comprobó que el sitio tiene todos los elementos de seguridad necesarios para funcionar y sacó la faja que ayer había colocado.

¿Era necesaria la clausura?; por supuesto que no. De ser cierta la infracción denunciada por las autoridades bastaba con enviar a buscar dos matafuegos e instalarlos en el lugar que se acordara.

La orden era clausurar y así se hizo. Como para demostrar que el «desembarco en Normandía» que anunció Arroyo había comenzado.

Hoy sus soldados debieron volver a las barcazas a la espera de otra ocasión para pisar tierra. Aunque para ello tengan que dejar de lado el sentido común y utilizar las normas como objeto de venganza.

Tan triste como ridiculo.