Desde Nación y Provincia la orden fue tajante: Giri no puede estar ni cerca. Y Zorro Uno, muy menguado en su poder de decisión, tuvo que bajar la cabeza y comenzar a conjugar el nuevo verbo.
Hasta ayer nomás Emiliano Giri era el hombre fuerte de Carlos Arroyo. Aún con sus muñecas doloridas por las esposas, el empresario ya tenía nuevas ofertas de trabajo por parte del jefe comunal quien auguraba que una vez resueltos los problemas judiciales iba a volver a integrar su gabinete.
Pero algo cambió de golpe y ahora pareciera que solo se trata de arrancar «la mala hierba» del gabinete y terminar con cualquier resabio de la presencia del hombre de Ripsa.
Primero fue ultura, con las eyecciones de dos propia tropa de Giri como Cristian Rabe y Emiliano Mensor.
Ahora le toca al EMTUR, con el pedido de renuncia de Natalia Behr, una mujer vinculada en los últimos años con la gerencia de un reconocido hotel céntrico de la ciudad: Nuevo Ostende. Si, ese lugar que por decisión y tratativas de Giri se convirtió en el bunker de campaña de Zorro Uno en los últimos meses.
Una designación que sorprendió, ya que la beneficiada no aquilataba otro antecedente que aquellos tratos y aquellos favores que, por lo visto, se le pagaron ampliamente con un cargo de la importancia del de directora del EMTUR.
¿Cambió Arroyo?…no; lo que cambió y mucho fue su realidad. La gobernadora María Eugenia Vidal y el Jefe de Gobierno porteño, en nombre de Mauricio Macri, fueron tajantes en la orden: nada de Giri siquiera cerca.
Tienen datos del expediente judicial del caso Astillero Río Santiago, informes sobre manejos en el municipio durante el corto tiempo de la gestión y no quieren saber nada del hombre ni ahora…ni después.
Así fue que el hombre del piloto azul debió recorrer los 400 km de regreso repitiendo el nuevo verbo que ahora todos deberán conjugar en su administración: DESGIRIZAR
Yo desgirizo, tú desgirizas, él desgiriza….