Ahora Kicillof acepta la vuelta de los chicos a la escuela

RedacciónApurado por las encuestas que muestran el enojo social el gobernador debió convencer a los gremios docentes que abandonen su negativa a volver al trabajo. Habrá clases desde el miércoles.

 

No logran ponerse de acuerdo: mientras el ministro Trotta sigue señalando que la presencialidad es peligrosa, el gran mentor de tener a los chicos en la virtualidad parece haber tomado nota del enojo social y, de un día para otro, cambió de opinión.

El gobernador bonaerense Axel Kicillof anunció esta tarde que las clases presenciales volverán en la provincia a partir del miércoles, respetando los protocolos pautados, al brindar una conferencia de prensa en la que detalla cómo siguen las medidas contra el coronavirus. Claro que ello solo alcanzará a los municipios en Fase 3 por lo que la medida no se hará efectiva en Mar del Plata y Batán.

Tras destacar la baja de casos en la zona metropolitana, Kicillof indicó: «En los distritos del conurbano estaríamos comenzando con un retorno gradual a la presencialidad cuidada, en estricto cumplimiento del decreto nacional».

Previamente debió mantener una larga reunión con los gremios docentes. Y es que desde las huestes sindicales se había fogoneado con fuerza la postura virtualista y, hasta el súbito cambio del mandatario, los maestros amenazaban con una lluvia de rayos y centellas si a alguien se le ocurría hacer que volviesen a las aulas.

Aunque ahora, ante la orden de sus jefes políticos del kirchnerismo, debieron cambiar de postura. ¿Será que no era tan riesgoso el trabajo en el aula?, ¿o qué si las encuestas lo requieren la salud de los chicos y los maestros vale un poco menos?.

La medida del gobierno bonaerense llega en medio de una fuerte presión social. El colectivo de Padres Organizados había lanzado una iniciativa con la consigna: “El lunes hay clases. En las escuelas o en la carpa”, en alusión a una protesta con clases al aire libre que tenían prevista en caso de que no se anunciara el regreso escolar.

La decisión del jefe de gobierno de la CABA de reiniciar las clases presenciales y el riesgo de una desobediencia social que según la información en manos de Kicillof alcanzaba a miles de maestros ahora encolumnados con los padres, fue de peso suficiente para resolver un cambio de rumbo.

Y los chicos volverán ahora a clase. Casi tendrán los mismos derechos que los piqueteros, los amigos del presidente, los dirigentes gremiales y tantos que durante este tiempo se mostraron impunemente en marchas, asados y reuniones en las que ni siquiera se preocuparon por fingir algún respeto a las restricciones.

Cosas de un país en el que la educación dejó de ser importante hace tiempo…y se nota mucho.