AL PODER POR GOTEO

La estrategia de la ex presidente Cristina Fernández ya ha quedado clara. En su resuelto camino hacia el poder -luego se verá si formal, pero por cierto real- ha elegido por el camino del goteo. ¿Cómo funciona?.

Desde principios de este 2021 comenzó a quedar en claro que Cristina Fernández de Kirchner iba por el poder dentro del Frente de Todos y de lo que ella considera un apéndice de su organización: la república.

Tal vez por eso fue cediendo la preocupación del primer año de gobierno de Alberto Fernández, tiempo en el que se trataba de disimular el férreo control que desde su despacho en el Senado ejercía la ex presidente, aunque por entonces teniendo a «sus» ministros y legisladores como ariete, y se entró en un tiempo de mayor exposición de Cristina, más declaraciones, más definiciones y más exigencias públicas.

Pero con una estrategia clara y progresiva: la del goteo.

Así por ejemplo ocurrió ayer cuando, al mismo tiempo en que el presidente dialogaba con el titular del Banco Mundial David Malpass, a quien le ratificó que la Argentina «honrará sus deudas», la ex mandataria aseguraba en su discurso por el Día de la Memoria que «no hay plata» para pagar lo que reclama el FMI en los plazos que la entidad monetaria pretende.

Paralelamente, dinamitando el esfuerzo del ministro de Economía Martín Guzmán y del propio mandatario argentino por mostrar un país integrado a las estrategias pos pandemia del bloque occidental capitalista, Cristina ordenó al canciller Felipe Solá dar a conocer justo ayer el abandono por parte de nuestro país del Grupo de Lima, en un claro mensaje de apoyo a Nicolás Maduro quien, no casualmente, se sostiene hoy en Rusia e Irán, los archienemigos de aquellos a quienes desde el gobierno se quiere tranquilizar.

Solá, aquel que supo afirmar que en política para perdurar «hay que hacerse el boludo», fue una vez más coherente con esa definición y, poniendo su mejor cara de inocente, habló de «una casualidad» en la coincidencia de tiempo entre los dichos de Cristina y la información pública de la salida del Grupo.

Tal vez por eso en Casa de Gobierno se sostenía anoche que «Felipe, una vez más, traiciona a su jefe para salvar el pellejo». Es sabido que Cristina había pedido su cabeza…

Pero más allá de estas cuestiones palaciegas, lo cierto que las apariciones de Cristina -casi como una contrafigura del gobierno y cada vez más distante del propio presidente, con quien prácticamente ha roto todo contacto-  irán adquiriendo esta característica de las últimas semanas, puesta en evidencia desde la jornada de apertura de sesiones en el Congreso en la que, con gesto y miradas, comenzó a tomar la centralidad: aparecerá, hablará, revolverá las aguas y se sentará a esperar las consecuencias. 

Tal vez nuevas locutoras caerán en el error de presentarla como «la Sra. Presidenta de la Nación Argentina» como ocurrió hace horas en un acto por el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia en la ciudad bonaerense de Las Flores. Y seguramente Cristina seguirá haciendo como que nada escuchó…

Y lo hará cada vez más asiduamente, para ir marcando el terreno que le devuelva al sitio que le obsesiona ocupar y es el que haga que a nadie le quepa duda de quien manda en la Argentina. Ni adentro, ni afuera…Cristina quiere ser reconocida como interlocutora inevitable por propios y extraños.

Si este acceso al poder es solo real o tomará también el rumbo de la formalidad se verá después. Todo dependerá de la aceptación sumisa de Alberto o de algún intento de rebeldía para salvar lo que él cree que le pertenece por derecho propio.

Y esa será seguramente otra historia…