Redacción – El presidente Alberto Fernández mintió descaradamente en su testimonio judicial en la causa que se le sigue a Cristina por corrupción. Ante las pruebas presentadas, ¿callará la justicia?.
“A Lázaro Báez no lo conozco”, dijo Alberto Fernández ante el fiscal por el juicio en la obra pública que le siguen a CFK y luego agregó “Lo vi una sola vez en mi vida en Calafate”.
Pues bien, el presidente mintió ya que si si lo conoció a Lázaro y fue en el año 2003 como lo demuestra la fotografía que fue tomada en casa de gobierno de Santa Cruz (Río Gallegos) cuando Néstor Kirchner ganó las elecciones para la presidencia de la Nación (año 2003) el mismo día que Carlos Menem anunció que se bajaba del ballogate, lo cual dio lugar a los festejos y la alegría de saber que NK era el nuevo presidente de la Argentina. Ahí estaba presente Alberto Fernández y se tomó esta foto abrazado con Báez y sus hijos Melani y Leandro, que desmorona los argumentos del actual presidente.
Alberto, Lázaro y Biondi
El denominador común entre la relación entre Lázaro Báez y Alberto Fernández, fue Juan Pablo Biondi amigo personal del presidente y vocero presidencial hasta el momento de ser rechazado por Cristina Fernández, quien también mostró en muchas ocasiones su inquina con el condenado Lázaro Báez a quien acusaba de ocultar las aventuras personales y los negocios de su marido, en uno de sus tantos viajes a Río Gallegos. Después de comer un asado en la estancia Alquinta de Lázaro, Biondi le regaló un caballo pura sangre que fueron a buscar a un campo en provincia de Buenos Aires y ya de regreso en Santa Cruz lo llevaron a una caballeriza en la propia estancia
Biondi fue invitado varias veces por el empresario k a comer a su casa de calle Villarino en Río Gallegos y que también el hoy funcionario utilizó varias casas propiedad de Lázaro en Pinamar, para pasar sus vacaciones.
Todo esto sin mencionar que en muchas oportunidades, de las tantas veces que Lázaro Báez ingresó en la Casa Rosada para hablar con su amigo presidente, Alberto Fernández lo cruzaba y se saludaban muy amigablemente, precisamente, por tener en común la amistad con, en ese momento, el hombre más fuerte de la Argentina.
La memoria frágil de Alberto Fernández quizás tiene mucho que ver, no solo con el tiempo transcurrido desde la foto hasta hoy, sino más bien, con lo incómodo que resulta reconocer las amistades menos convenientes en los nuevos contextos en que cada uno se encuentran.
Alberto conoce a Lázaro desde hace muchos años y que el presidente diga lo contrario no hace más que estar en sintonía con su discurso actual y sus demostrables contradicciones en la que ha incurrido en los últimos años tratando de deshacer sus mordaces críticas a la ex presidente, cuando debió asumir su rol de candidato por el kirchnerismo para la elección presidencial.
Pero en este caso la cuestión es mucho más grave: las mentiras del presidente de la Nación cuando dice que a Báez nunca lo conoció y/o dice haberlo visto una vez en el parque de la casa de Néstor Kirchner en El Calafate fueron volcadas en un estrado judicial, como testigo y bajo juramento. ¿Será la justicia argentina tan desvergonzada de desconocer las pruebas aquí señaladas y pasar por alto un flagrante delito de falso testimonio en el que incurrió tan groseramente el primer magistrado?.
De ser así el precio legal deberán pagarlo alguna vez los jueces y fiscales que hicieron la vista gorda ante el obsceno espectáculo de un presidente mentiroso.