Alberto en Corrientes: donde hubo fuego «chamuyo» queda

Redacción – Sobrevoló las zonas de los Esteros del Iberá, los sectores aledaños al Embalse Yacyretá y el sector costero de la ciudad de Ituzaingó y aseguró que «siempre estuve pendiente de lo que pasaba».

Alberto llegó a Corrientes. Las llamas se cansaron de esperarlo y ya, cuando todo aparece controlado, las cenizas y los cerrojos de seguridad tomaron el centro de la escena para que el mandatario tuvies, por fin, la foto que podrá mostrar en el futuro diciendo «yo estuve allí».

Aunque centenares de familias hayan quedado sin nada y hagan falta cuatro décadas para que las zonas afectadas recuperen humedad y verde. Pero seguramente eso al presidente no le preocupa en este momento…

Luego de varios cruces entre el Gobierno nacional y el Ejecutivo provincial por los incendios en Corrientes, el presidente Alberto Fernández afirmó hoy que siempre estuvo pendiente de lo que pasaba en el territorio correntino.

Claro que no pudo o no supo explicar porque recién ahora, cuando el fuego parece estar siendo controlado, llegó a la zona del siniestro. Antes su preocupación estaba, por lo que vimos los argentinos, en atajar penales en una playa de Mar Chiquita.

Tal vez por eso la visita presidencial estuvo rodeada de excepcionales medidas de seguridad y en ningún momento se permitió a la gente acercarse a la comitiva de Fernández. Inclusive los bomberos que se fotografiaron con el mandatario fueron seleccionados entre los que llegaron a territorio de los incendios en las últimas horas ya que había trascendido que quienes estuvieron en la primera línea de pelea contra el fuego querían reclamar por lo que consideraron un abandono por parte de las autoridades nacionales.

Los flamantes uniformes, sin una sola mancha de trabajo o cercanía con el fuego, daban a la escena una imagen de armado escenográfico que por momentos rozaba la obscenidad. Y eso despertó el enojo de quienes, alejados forzosamente, se sentían usados por el aparato oficial del gobierno; eran ellos los que habían puesto cuerpo y alma para combatir el fuego.

«No teníamos ni elementos, ni medicamentos ni asistencia alguna» decía un veterano bombero de la zona de Misiones. «¿Y ahora viene a sacarse una foto?» se preguntaba.

«El Gobierno nacional estuvo siempre pendiente de lo que estaba pasando», resaltó Fernández tras sobrevolar las zonas afectadas por los incendios forestales en Misiones y Corrientes, junto a los gobernadores de esas provincias Oscar Herrera Ahuad y Gustavo Valdés.

Al descender en la base operativa que funciona en la Escuela de la Familia Agrícola Ñanderoga, ubicada en el partido correntino de San Miguel, el Presidente destacó: «estuve en permanente contacto con el gobernador y mandamos también a nuestros funcionarios para ver lo que pasaba». Unos quinientos metros fuera del lugar elegido un centenar de familias pugnaban por hacer conocer al jefe de estado su rabia por haber perdido todo mientras esperaban en vano la presencia de más servidores públicos para combatir las llamas. Pero un férreo dispositivo policial impedía que, aunque fuese una delegación de ellos se acercase al presidente y a sus colaboradores.

La comitiva presidencial estuvo integrada por los ministros Juan Cabandié (Ambiente y Desarrollo Sostenible), Aníbal Fernández (Seguridad), Eduardo de Pedro (Interior), Julián Domínguez (Agricultura, Ganadería y Pesca) y el titular del Banco Nación, Eduardo Hecker.

Tratando de buscar responsabilidades en el drama desatado Alberto Fernández optó por sostener que «el cambio climático no es un problema del futuro, el cambio climático ya ocurrió. Esto que nos está pasando es el cambio climático. Es necesario entenderlo y es necesario afrontarlo», señaló. Sin embargo no fueron pocos los que sostuvieron que la cuestión planteada es algo que todos saben desde hace dos décadas y que, en el caso que nos ocupa, dejó en evidencia que no fue tenido en cuenta ni por este gobierno, ni por el de Mauricio Macri ni por el de Néstor y Cristina Kirchner.

En ese punto, pidió «entender que frente a semejante cambio hay también una responsabilidad individual, que es la de no hacer nada que pueda sembrar un incendio», y completó: «Debemos entender que con este clima, con estas temperaturas y sin agua cualquier chispa puede generar un dolor inmenso».

Una vez más, el relato imponiéndose por sobre la inacción y la irresponsabilidad. Todos saben, hablan, diagnostican…pero no hacen nada.

¿Las llamas?…agradecidas.