Tras su torpeza al referirse a brasileros y mexicanos, el presidente parece no haber quedado contento con sus explicaciones y, en el Día de la bandera, volvió a la carga con el tema.
«La patria somos todos nosotros en un territorio inmenso, muy diverso, con pueblos originarios, con descendientes de afroamericanos, con inmigrantes y descendientes de inmigrantes. Una sociedad muy plural que es motivo orgullo y respeto ente nosotros, donde nadie padezca diferencias», dijo el presidente en el acto por el Día de la Bandera, desde Olivos, donde le tomó juramento a un grupo de niños.
«Todos los días luchamos para que esa diversidad sea motivo de orgullo, de respeto entre nosotros, de trabajos cotidianos, donde nunca nadie padezca diferencias y todos seamos respetados», dijo Alberto.
En el intento de describir la variedad de orígenes de la población argentina, el presidente apeló nuevamente a una expresión confusa al decir que tenemos “descendientes que se convirtieron en afroamericanos”.
Eso si, en lo que parece una rendición presidencial ante el ruego de sus asesores Alberto leyó su discurso por segunda vez desde que cometió el exabrupto en el museo de la Casa Rosada. Alguien diría aquello de «el que se quema con leche, cuando ve una vaca llora»… pero mejor no; no vaya a ser que al buen hombre se le ocurra comenzar a teorizar sobre el origen de lo toros.