No puede evitar sumergir cualquier realidad en un barro que lo haga visible a los ojos de Cristina. Ni el drama de la falta de vacunas se salva de su compulsión por meter todo dentro de la grieta.
El presidente Alberto Fernández aseguró este jueves que todos sus esfuerzos están puestos en «conseguir vacunas» para los adultos mayores y remarcó que ese esfuerzo lo está haciendo el Gobierno «en absoluta soledad», sin el apoyo de la oposición.
«El esfuerzo de conseguir vacunas lo hacemos en absoluta soledad. Yo escucho hablar a gente que ha gobernado este país diciendo que cuando ellos gobernaban estaban en el mundo y que si ellos estuvieran conseguirían más vacunas. Bueno, entonces ayúdenme a conseguir vacunas. Ayúdenme si a ustedes el mundo los ama y tiene por ustedes un respeto que por mí no tiene. A mí no me preocupa otra cosa», indicó el primer mandatario en declaraciones radiales.
El mismo mandatario que jamás convocó a esa oposición para otra cosa que no fuese fingir una actitud de diálogo que invariablemente culminó en desprecio y lejanía, parece querer ahora pasar facturas por una falta de colaboración que no ha tenido hasta el momento un solo pedido formal por parte de su gobierno.
«Estoy muy tranquilo porque estamos haciendo lo que tenemos que hacer. Todos los países del mundo tienen muchos problemas para conseguir vacunas», agregó.
Alberto está solo -a la lejanía que él mismo impuso a la oposición debe sumarse aquella a la que lo someten los propios- y parece no terminar de entender que no es con agresiones y descalificaciones que va a lograr un consenso que hoy se convierte en fundamental para poder gobernar.
Y que además…la gente se da cuenta de como son las cosas, aunque él pueda explayarse a su gusto con periodistas amigos dispuestos a no preguntar nada que incomode al poder.
Como tantos otros presidentes y funcionarios que, al final del camino, comprendieron que la ficción no es buena compañera de quienes tienen responsabilidades públicas.
Aunque por momentos sirva como anestésico…