Una vez más los mandatarios dieron muestras de desaprensión frente a los cuidados que ellos mismos suelen exigir a los demás. El boliviano regresa a su país tras un año de exilio.
El presidente Alberto Fernández despidió en la localidad jujeña de La Quiaca al exmandatario boliviano Evo Morales, quien regresó a su país tras exiliarse en la Argentina.
La emotiva ceremonia, en la que el aymará agradeció al mandatario argentino el apoyo y el cuidado recibido durante este año, tuvo sin embargo un dato que no pasó desapercibido y que despertó los más ácidos comentarios: una vez más, como ocurriese en el primer encuentro mantenido entre ambos a la llegada de Morales a Buenos Aires y en la cena de despedida llevada a cabo anoche en Jujuy, no se respetó ningún protocolo de cuidado frente al peligro de contagio de COVID-19 pese al insistente y afectado pedido que el propio Fernández suele hacer cuando habla a la sociedad. Solo cuando se acercaron los funcionarios bolivianos de frontera el argentino sacó de su bolsillo un barbijo y se lo colocó; antes todo fueron abrazos y besos «a cara lavada».
Morales regresó a Bolivia tras la asunción a la presidencia de ese país de Luis Arce. «Es un acto simbólico. Te recibimos y te despedimos, volverás a una Bolivia democrática donde no corrés peligro», expresó el canciller Felipe Solá sobre la despedida al exmandatario boliviano. Así se refirió al acto que se tiene previsto cerca del mediodía en el puente que une La Quiaca con la localidad boliviana de Villazón.