“A los bonaerenses los habían dejado solos. Están resignados. Y ‘resignación’ debe ser una de las peores cinco palabras del lenguaje», dijo
“Bienvenidos a la Provincia”, suelen decirles los ex funcionarios bonaerenses a los nuevos funcionarios cuando se muestran sorprendidos por alguna situación…
-Yo viví más de la mitad de mi vida en la Provincia. Soy bonaerense. «Nací en San Fernando. Mi papá era de Chivilcoy y viví muchísimos años en La Matanza. Después, por trabajo, me fui a vivir a la Ciudad de Buenos Aires. Durante ocho años fui decano de la Universidad de La Matanza, entre 2003 y 2011» sostiene Alejandro Finocchiario, titular de Educación.
-¿Con qué se encontró al llegar? ¿Qué situaciones le sorprendieron?
-Nos encontramos con una Provincia arrasada. No pensábamos encontrarnos con algo así. Es el infierno del Dante. Un gobierno puede gobernar bien, puede gobernar mal, y muchas veces eso es a criterio de quién lo juzga. Hay políticas públicas que algunos pueden juzgar como buenas y otros como malas. En los gobiernos
de Alfonsín, Menem, los Kirchner, se gobernó. Podés estar a favor o en contra, pero hubo políticas públicas en determinados sentidos. Lo que no se puede decir es que no se gobernó. En cambio, en cuanto a la provincia de Bue-nos Aires, siento particularmente que no se gobernó. Y lo peor de todo no es encontrar una Provincia quebrada económica y financieramente, sino ver la resignación de la gente.
-¿Qué es lo que más le sorprendió?
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Antes que nosotros asumiéramos, a fines de noviembre, se incendió una escuela en Moreno. El día que asumí hablé con Silvia, la directora, y dos días después me acerqué hasta la escuela. Me dijo: “Ministro, ¿por qué no viene mañana?”. Y le dije que “mañana no voy a tener respuestas para darte, vengo el miércoles con algo concreto”. Conseguimos el dinero y cuando volví me encontré con un montón de gente a la que se le había quemado la escuela y que nadie le había preguntado qué necesitaba. Cuando gobernás, por lo menos tenés que preguntar. No siempre podés dar una solución. Ojalá fuera así. Pero, por lo menos, tenés que escuchar al otro. Si cuando se quemó esta escuela nosotros pudimos hablar con Nación y lograron adelantarnos fondos para que la levantáramos, las autoridades que estaban antes podrían haber hecho lo mismo. No era una mancha de humedad. Se les había quemado de tal manera, que no se puede reconstruir. Eso es lo que encontramos, una Provincia absolutamente abandonada.