Arroyo: la eterna parábola del Rey Sol y la democracia

(Redacción) – Arroyo se presentó en el Concejo como víctima, con sus argumentos acusatorios a campañas de desprestigio y su insistencia en un «equipo de lujo» y un plan por ahora secreto.

L’État, c’est moi («El Estado soy yo»), frase que se atribuye a Luis IV, Rey de Francia, más conocido como El Rey Sol, ha servido para ejemplificar a lo largo de los años a todos aquellos gobernantes que creen ser el centro de la vida política e institucional del lugar que les toca administrar.

La soberbia del monarca francés abonó como ninguna otra cosa el crecimiento de las ideas democráticas y la convicción universal, aún vigente, de que la soberanía debe estar en la gente y que el gobernante debe respetar las leyes y atender las preocupaciones del ciudadano.

El discurso de apertura de sesiones del intendente Carlos Arroyo tuvo mucho de ello, aunque los nubarrones que ya se ciernen sobre su administración lo acerquen más a la tormenta que al sol.

Autoreferencial, denunciando conjuras, alabando una gestión que nadie ve, sosteniendo la necesidad de que la gente confíe en su gobierno en base a un plan oculto que solo está en su conocimiento y que sigue sin explicitar y dueño absoluto de los valores que la sociedad debe rescatar para «ser como debe ser».

El líder de la Agrupación Atlántica no dejó fuera ni una coma del manual del autócrata convencido de su papel fundamental en la historia, hasta el punto de evaluar ya a su gestión como «la mejor de los últimos cuarenta años», con tan solo cuatro meses en el poder y en medio de decenas de escándalos, renuncias, paros y dichos con sus respectivas desmentidas.

“Estos cuatro meses me parecieron cuatro siglos. Han sido muy difíciles para afrontar una innumerable cantidad de situaciones que se plantearon como consecuencia de desaciertos anteriores. El secretario de Hacienda, que por ser quien tiene que pagar es bastante criticado, ha logrado pagar una deuda en tres meses de 241 millones de pesos”.

Muy probablemente la economía no sea su fuerte –los abogados suelen conocer solo de sumas y cuando de honorarios se trata– porque de otra forma no se entiende que el jefe comunal tenga tan poca información d lo que ocurre alrededor suyo

El grueso de la cifra que cita supone una masa salarial que de ninguna forma puede endilgar a la anterior gestión. Buena o mala, la administración Pulti entregó el mando con los salarios al día, aunque con una deuda de proveedores de un volúmen que la hace pesada para el actual gobierno.

Deuda que lejos está de haber sido pagada en la actualidad.

Como tampoco los compromisos corrientes con servicios esenciales como la recolección de residuos, pese a que el municipio acaba de firmar un contrato con la empresa que lo convierte en el más oneroso de la provincia.

O el acuerdo salarial con los municipales, que escandalizó a la propia gobernadora Vidal al estar groseramente por arriba del promedio de los demás municipios.

Todos gestos que no parecen tener relación con la queja permanente con la que se justifica la inacción de estos cuatro meses.

Se lamenta Arroyo diciendo que “todos saben que he sido objeto de una campaña de desprestigio intensísima y no voy a referirme a ello porque se que saben los motivos”, algo que debería reclamar a su ex super ladero Emiliano Giri, quien en plena campaña  se dejó llevar por viejos rencores personales -fundados en intereses y no en principios- y comenzó una escalada de amenazas contra algún grupo empresario local. Cuesta entender entonces la sorpresa y la queja de quien lo permitió porque creyó que ello le daba rédito electoral.

“No tengo ninguna duda de que vamos a tener una gestión sumamente exitosa, la mejor que ha tenido Mar del Plata en los últimos 40 años. Estoy acompañado por un elenco brillante que en muy poco tiempo va a mejorar todavía más. Tengo un elenco brillante de funcionarios que va a ser aún mejor”. dijo luego, tratando de cubrir con palabras lo que para la sociedad es una verdad sostenida en hechos incontrastables: Carlos Arroyo improvisó un gabinete sobre la marcha, sin conocer ni a las personas ni a sus planes y sin buscar que fuesen intérpretes de un plan de gobierno. Sencillamente porque ese plan no existía.

Tal vez las personas que integran su equipo sean de lujo…el equipo como tal, de ninguna manera. No existe.

Continuó luego afirmando que “también tengo que admitir con toda humildad que algunas veces me he equivocado y les pido perdón. Pero nuestro proyecto está en marcha y en muy poco tiempo vamos a hacer convocatorias que van a llamar la atención porque incluyen temas importantísimos”.

Bienvenida la autocrítica aunque los ciudadanos podamos esperar que el tan mentado proyecto comience a ser explícito y saber entonces que es lo que pretende el jefe del Ejecutivo local para Mar del Plata. Porque puede ocurrir que el más serio de esos errores sea no saber hacia donde va y estar jugando a la ecuación «acierto-error» con la cosa pública.

Casi como un corolario de triste ironía agregó que «“hemos logrado muchísimas cosas en materia de seguridad pero hay algo no se puede resolver ni con uniformes, ni con pistolas, ni con más patrulleros que es la violencia de género. El único camino es la cultura y la educación, que tiene que empezar por los jardines de infantes, pero eso lleva tiempo. Hay que inculcar el respeto a la mujer, el respeto al género y a los que son diferentes. El único camino es la educación y es allí donde vamos a poner todo nuestro empeño”.

Al menos insólito: desde que asumió el 10 de diciembre del año pasado Carlos Arroyo ha mantenido sin cubrir la conducción de la Secretaría de la Mujer y uno de los problemas más visibles de su gestión ha sido la falta de giro de fondos para la continuidad del Programa Educativo Barrial (PEBA) interrumpiendo el proceso educativo de miles de marplatenses.

Incoherencias que ya comienzan a ser coherentes con una gestión en la que parece que el conductor tiene poca información o contacto con la realidad.

Y ello es para tener en cuenta.