Arroyo vuelve de CABA con unas chirolas, un coordinador y un café

Le prometieron 10 millones, para un municipio que reconoce un déficit de 1.300. Las obras y presupuestos serán manejados por el coordinador Areco. A última hora Larreta lo recibió en un café.

El gesto vale; desde el gobierno nacional se quiso dar la imagen de que «todo estaba bien» con Carlos Arroyo y su gobierno. Sin embargo el Ministro del Interior Rogelio Frigerio fue muy claro apenas el intendente le pidió apoyo para su implosionada gestión: «Vea Carlos, arme un gobierno y después hablamos».

Lo concreto es que Juan Areco se hará cargo de la coordinación en los próximos días y será él y solo él quien se encargue de administrar los fondos que puedan llegar a Mar del Plata. Arroyo seguirá siendo la cara visible de la gestión pero deberá moderar sus palabras y no declarar nada que sirva para generar debate. Pero lo más urgente que le encomendaron es terminar de pergeñar un equipo de trabajo en el que la dirigencia PRO tenga marcada preeminencia.

Los diez millones, clara caja chica, se utilizarán para pagar deudas acuciantes que hoy generan conflictos sociales y tensiones. Para tomar nota de lo acotado de la cifra de libre disposición que le dieron baste recordar que solo con las sociedades de fomento el rojo municipal llega a los $2 millones y con los proveedores supera lo que Arroyo trae de CABA.

Párrafo aparte para la reunión que a última hora tuvo con Horacio Rodriguez Larreta -según dicen el más decepcionado de la gestión actual de Zorro UNO- que lo recibió café de por medio (no cena de trabajo como pomposamente se pretendió desde el arroyismo) en un café porteño. La foto que la propia gente de Arroyo hizo trascender habla más que mil palabras.

En resúmen, el intendente volvió de su gira porteña con una nueva oportunidad pero acotada y sin manejo real. La necesidad de no pasar por el escándalo de una Mar del Plata con un jefe comunal de salida pesó más que un crédito agotado y un mal humor evidente del poder PRO.

Administrar algo tan escueto pondrá a prueba la capacidad política de Carlos Arroyo. Y ese parece ser el problema…