“Cuando yo dije esas declaraciones que motivaron tantas idas y vueltas, la palabra inminente quiere decir dentro de una hora», se justificó para explicar que, una vez más, cambió sobre la marcha.
Cuando era concejal votaba invariablemente en contra del aumento del boleto por considerar que estaba sobrevaluado. Ya como intendente se dio el lujo de «ningunear» al Concejo y afirmar que no habría nueva tarifa por el momento.
Y no lo dijo hace un mes…lo afirmó hace apenas 96 hs.
Aunque ahora pretenda esconder tras un dudoso amor y un juego de palabras su visión acerca del alcance de «inminente». Y todos nos demos cuenta que, una vez más, le torcieron su nada sólido brazo.
Como con la basura, el reacomodamiento de la planta de empleados municipales, el aumento de sueldos a la administración y tantas otras cosas, poco tardó el intendente en comprender que la verba encendida puede ser útil en la escuela y frente a «las blancas palomitas de la patria» pero no cuando en juego están servicios públicos, administración de dineros ajenos y sobre todo intereses contrapuestos.
Y también otra vez…tuvo que borrar con el codo lo que escribió con la mano.
“Todo ha aumentado una barbaridad, el aumento del boleto es necesario” dijo hoy como si no hubiesen existido sus anteriores afirmaciones. Y dio piedra libre a la nueva tarifa que se está fijando en el deliberativo y que es apurada con presiones y amenazas por parte de las empresas y el sindicato.
Como siempre, mucha cara de malo y poca espalda para sostener los inflamados dichos. Algo de lo que han tomado cuenta los sectores en eterna pugna con el municipio y que se relamen observando lo fácil que resulta ahora conseguir lo que se quiera.
«Si sabíamos esto lo hacíamos intendente hace diez años» decía socarronamente un dirigente gremial, veterano de mil guerras, que esta tarde salía del despacho principal con la promesa de que la próxima semana ya estarán trabajando con la nueva tarifa.
Adentro alguien escribía cien veces en un pizarrón imaginario la frase «el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras».
Y le agregaba…«que lejos queda Normandía».