(Escribe Adrián Freijo) – El dato más importante de la exposición tuvo que ver con la data de la muerte ya que la ubica en el horario en que Lagomarsino estuvo en el lugar.
«La muerte violenta en el contexto político y judicial ha impactado de lleno en la institucionalidad de la república, además de poner en tela de juicio el rol del Estado ante la comunidad internacional en materia de terrorismo», afirmó la jueza federal.
Si se llegase a comprobar la responsabilidad criminal de Lagomarsino, algo que notoriamente introdujo la viuda en la conferencia de prensa, se impondría la tesis que desde el principio sostuvo el gobierno nacional y todos sus voceros. Y ese impacto del que habla Arroyo daría lugar a un baño de credibilidad acerca de la información oficial.
Al aceptar la querella que la muerte pudo haberse producido el sábado, con una larga agonía posterior (algo en lo que se detuvo en tres ocasiones la jueza) Lagomarsino quedaría incluído dentro de la escena del crimen al momento del homicidio.
Claro que la poca claridad de lo actuado en la escena por el secretario Berni, la documentación faltante, la inentendible actitud de Rafecas al abandonar una investigación antes de iniciarla, las escuchas telefónicas que todos hemos escuchado y la «protección» que hasta el momento se ha hecho del papel del personal de inteligencia en el caso, dejarían demasiadas cuestiones sin aclarar para la sociedad.
Aunque Arroyo Salgado y Cristina hayan coincidido…un vez más.