Balnearios: un protocolo serio que hace posible la temporada

Por Adrián FreijoLos titulares de balnearios locales presentaron al municipio un protocolo que por su justeza garantiza un riesgo mínimo de contagio. Si se trata de salvar la temporada debería aprobarse.

Para Mar del Plata la temporada de verano es algo más que un hecho lúdico. De su éxito o fracaso depende en gran parte la continuidad del año con una sociedad en condiciones de afrontar la dureza del invierno o con empresarios y comerciantes endeudados, sin resto y con la capacidad de inversión y consumo muy limitada. Es verdad que la ciudad ha diversificado su actividad y hoy otras industrias y otros servicios aportan mucho al PBI local; pero los meses de verano, con la llegada de cientos de miles de personas y el crecimiento del consumo siguen siendo fundamentales para definir el año marplatense.

Mientras se resuelve la cuestión de la gastronimía y la hotelería -imprescindibles a la hora de concretar una oferta turística atractiva- referentes del sector de balnearios presentaron al municipio un protocolo que en principio aparece ajustado a las necesidades sanitarias, pensado y de cumplimiento posible.

Las medidas básicas propuestas son:

  • Con respecto al ingreso y egreso de los usuarios señala que se deberá completar una declaración jurada en donde conste que no se encuentran dentro de las causales previstas para la cuarentena, siendo razón de prohibición de ingreso aquellas personas que no suscriban la declaración jurada o que lo hayan informado en forma positiva o que manifiestamente presenten síntomas de la enfermedad. Este formulario será por única vez para los clientes habituales.
  • Deberán identificarse caminos diferenciados para los que entran y salen del balneario hacia la playa y/o  hacia la ciudad y se fijará el número máximo de personas autorizadas a estar en los diferentes espacios del balneario para garantizar el distanciamiento.
  • En las carpas solo se permitirá un máximo de 6 personas, al tiempo que la unidad de sombra deberá ser desinfectada diariamente al finalizar la jornada, lo que deberá ser volcado en una planilla que se considerará declaración jurada por parte de los encargados.
  • En las sombrillas, el máximo habilitado será de 4 personas y cada balneario tendrá la responsabilidad de garantizar “una distancia mínima de dos metros” entre cada unidad.
  • En los baños podrán tener una capacidad máxima de personas limitada a la cantidad de inodoros y mingitorios con el que cuente el mismo y un criterio similar se seguirá con las duchas. En los vestuarios solo se permitirá una persona cada dos metros cuadrados de superficie.
  • Los balnearios deberán colocar cintas o líneas demarcatorias en la parte externa de cada instalación y contar con una persona en la entrada, responsable de controlar que se cumplan dichas condiciones de ingreso y permanencia.

En lo que tiene que ver con las piletas, instalación con la que actualmente cuentan la mayoría de los balnearios privados, se autorizará la presencia de una persona cada dos metros cuadrados de su superficie y además deberá procederse a la desinfección de sillas y mesas cada dos horas.

Y en el caso de poseer gimnasio los balnearios deberán ajustarse al protocolo recientemente autorizado para esos establecimientos.

Un protocolo completo, meticuloso y con todas las condiciones -a las que se suma la actividad al aire libre- que garanticen la seguridad de quienes concurran a este tradicional servicio marplatense. Vaya como ejemplo que la documentación presentada agrega la obligación de la capacitación de todo el personal, la higiene sanitaria continua del mismo y la colocación de cartelería en todas y cada una de las instalaciones del balneario.

Ahora queda en las autoridades el otorgamiento del permiso pero es de esperar que, siguiendo la línea directriz que hasta el momento se ha impuesto, el gobierno municipal sepa encontrar el equilibrio entre el necesario cuidado a la salud y la realidad de una ciudad que debe acostumbrarse a una nueva normalidad sin atentar contra su propio desarrollo económico.

El resto, como siempre, queda en manos de los ciudadanos y su verdadero compromiso con la gravedad de la hora. Pero un protocolo como el presentado, que nada deja al azar y permite rescatar una actividad fundamental para todos, requerirá la participación de todos para cumplir y exigir el cumplimiento de cada paso dispuesto.

Así disfrutar el verano…y no morir aplastados por la pobreza que estará agazapada tras los fríos del invierno.