Boca: un campeón que deberá mirarse mucho para adentro

Dirección – Tal vez sea la más deslucida de las estrellas del rico firmamento xeneixe y los interrogantes son hoy más que las seguridades. Pero hoy Boca festeja y todo lo demás no importa.

En la tabla de la reanudación del campeonato tras el receso veraniego Boca ostenta un mediocre noveno lugar que pinta de cuerpo entero el presente de un equipo que sufrió la humillación de ser derrotado por River en la final de la Supercopa y que reza por una mano del Palmeiras para no quedar afuera de la Libertadores.

En el medio una realidad de malos resultados, mediocres rendimientos y la evidencia de que muchas cosas no funcionan en el equipo de la ribera.

Aquellos que el técnico no quería -Wanchope o el propio Wilmar Barrios- fueron el estandartes de la victoria. Y los que Guillermo consideraba imprescindibles terminaros defeccionando o, lo que es peor, abandonando el barco en los momentos más difíciles.

Tras la vuelta olímpica, seguramente merecida por lo hecho en el primer tramo del campeonato, muchas cosas deberán ser revisadas de cara al futuro. ¿Puede Boca seguir atado a los caprichos de un técnico que no llega a acertar ni en el esquema de juego ni en los intérpretes?, ¿es razonable gastar millones de dólares en cada libro de pases para terminar prendiéndole una vela a la rodilla de Gago, al sóleo de Barrios o a la cédula del Carlos Tévez?, ¿puede un equipo con aspiraciones internacionales mirar el arco de River y ver bajo los tres palos a Armani –ofrecido a Boca en los últimos tres mercados de pases y sistemáticamente rechazado por Barros Schelotto, mientras en el propio Agustín Rossi sigue avisando con hidalguía que su destino es hacer que el equipo pierda todo lo que pueda perder al conjuro de sus errores técnicos y su falta de experiencia y capacidad?.

Ahora es el momento del festejo; pero todos saben en el mundo azul y oro que el futuro es preocupante y que todo, o casi todo, se ha hecho mal. Hasta el punto de habilitar la sospecha de que no ha sido casual.

Boca es mucho más que Gimnasia; pero también lo es de tantos equipos que le ganaron o ante los cuales «rajuñó» tristes empates y desvaídos triunfos que le permitieron atesorar aquellos puntos de la primera mitad que sirvieron de triste «catrera» para dormir a la espera del milagro.

El verso de los 500 días puntero, sostenido en la mediocridad de sus rivales -esos que como San Lorenzo, Independiente, el propio Estudiantes o Rácing- se fueron en amagues y se mancaron sobre la línea de llegada- puede servir para el folklore del fútbol pero no puede esconder la realidad: Boca juega mal, no tiene presencia anímica y en cada cruce «fulero» termina llorando por los rincones.

A festejar entonces…pero no a celebrar. No hay un acontecimiento para hacerlo en un club que a lo largo de su historia, como indica su propio himno, despertó la convicción de que «electrizan tus colores, viejo Boca vencedor y en los campos de combate, es glorioso tu pendón».

Algo mucho más importante que esperar que el equipo de Teo Gutierrez le de una mano o salir a buscar un empate frente a equipos chicos con la esperanza de conseguir un puntito.

Eso, campeón o no, está muy lejos de ser Boca….