Brasil: algo más que una protesta coyuntural y un mensaje claro

Escribe Adrián Freijo (desde Río de Janeiro)Estamos en Brasil y asistimos a una multitudinaria protesta social que no debe pasar desapercibida en Argentina.

Río sigue siendo una ciudad verdaderamente maravillosa y que en las últimas décadas ha tenido un marcado cambio de fisonomía. Una poderosa clase media le da marco a una comunidad en la que la higiene urbana, la seguridad y la actividad económica diurna han derrotado claramente a aquella de hace años en la que la noche era lo único que destacaba.

Pero algo ha cambiado en el corazón de los cariocas en este tiempo. O tal vez deberíamos decir que algo lo ha hecho en el corazón de los brasileros.

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Marcha de gente blanca, de clase media y con consignas que piden la ida de Dilma

Y es justamente el crecimiento exponencial de esa clase media urbana lo que marca ese cambio con la misma nitidez que hoy domingo le da un tono propio a la multitudinaria marcha de protesta que avanza por la Avenida Atlántica pidiendo la destitución de Dilma y blandiendo carteles que van desde la reforma política hasta el retorno de los militares.

Marcha de blancos -es prácticamente imposible encontrar entre los miles de manifestantes a gente de color- con una carga de agresividad conceptual que difiere mucho del tono casi festivo de sus integrantes, que avanzan con la cadencia y la sonoridad de un verdadero carnaval.

El 63% de los brasilaños quieren que Dilma se vaya ya del poder

El 63% de los brasilaños quieren que Dilma se vaya ya del poder

Y eso que ha cambiado, y que posiblemente cueste mucho poder resolver, se sintetiza diciendo que hoy Brasil está partido al medio socialmente. Y que el tono de esa partición esta subiendo peligrosamente a punto tal de que según la empresa Datafolha, la más importante encuestadora de Brasil, el 63% de los ciudadanos quieren que Dilma se vaya del poder.

Usted leyó bien, querido amigo, no es que tengan una visión negativa de su gestión o de su persona….quieren que sea destituida ahora, ya.

Como ocurre en tantos países de américa Latina, incluido el nuestro, la partición entre clase media y pobreza es cada vez más acentuada. porque estos procesos políticos, con mucho de un populismo que huele a naftalina, han cortado el criterio histórico de movilidad social ascendente para convertirlo en un remedo de justicia social que en realidad solo significa asistencialismo.

Y las clases medias terminan por cansarse de generar riqueza para dejarla en el camino de la demagogia y las clases sumergidas terminan convencidas de que jamás van a salir de esa postración y que por tanto deben lealtad y sumisión a quien al menos pone en sus bolsillos lo necesario para subsistir.

Acaba de terminar una marcha que tuvo sus repeticiones en todas las grandes ciudades de Brasil. Acá en Río los restaurantes comienzan a llenarse de gente blanca, elegante y perfumada que ataviada con la camiseta de Brasil y la leyenda «Fuora Dilma» comenta de mesa en mesa su reciente acto «revolucionario», mientras mozos y trabajadores los miran con recelo.

Una postal del nuevo Brasil…una postal de América latina.