El Gobierno nacional afina detalles para presentar una oferta a los fondos buitres y obtener una quita de aproximadamente el 30 por ciento de los intereses a pagar. Una parte será al contado.
La presentación de la oferta se postergó por un pedido de los holdouts, que argumentaron que sus representantes no podían estar en la reunión prevista para el lunes 25 de enero, por lo que todo se demoró una semana. Un argumento llamativo de parte de los fondos buitres, que tienen un súper equipo de abogados a disposición.
En realidad, la estrategia de los buitres es demorar lo máximo posible la negociación para evitar que Argentina presente una oferta y el juez Thomas Griesa decida aceptarla y cerrar el juicio. Su idea siempre fue mantener abierto el proceso para seguir aumentando la fenomenal suma de intereses punitorios que deberían cobrar.
Esta maniobra sumada al pedido de que la oferta argentina sea confidencial, ubica por primera vez a los fondos liderados por Paul Singer a la defensiva. Si la oferta se hace pública, los holdouts temen que Griesa los empiece a presionar para que la acepten o directamente homologue el acuerdo y cierre el caso. Se sabe que el juez está harto de las idas y vueltas de la disputa y la quiere cerrar de cualquier forma.
Pero los buitres necesitan que el proceso siga abierto para seguir cobrando los intereses punitorios que Griesa aplicó a la Argentina. «De la sentencia, 30 centavos son de capital original y 70 centavos son intereses, pero dependiendo del bono que tomemos llegamos a nivel extremo de 5 centavos y los intereses 95», explicó días atrás el ministro de Economía, Alfonso Prat Gay.
Es que la deuda con los holdouts crece con un interés anual del 9 por ciento, una cifra muchísimo más alta de la que se paga en los mercados. Singer y sus socios quieren tratar de estirar lo máximo posible la suma y están ofreciendo a otros bonistas que se sumen al litigio para que el juicio siga abierto.
La idea de Prat Gay y su equipo es conseguir una quita del 30 por ciento en el monto a pagar por esos intereses, mientras que la deuda por el monto original de los bonos no se tocaría. El problema podría ser el modo de pago.
En principio, la idea argentina sería ofrecer bonos a largo plazo, pero los holdouts ya avisaron que la única forma de aceptar un acuerdo es recibir la deuda en cash, si no todo al menos una parte importante. En ese caso, el plan del Gobierno sería pedirle a algunos bancos internacionales que acerquen los billetes y entregarles los bonos a ellos. Un plan similar al que había ideado el dueño de banco Macro, Jorge Brito, antes del default de 2014.
Mientras la negociación con los buitres avanza, Mauricio Macri y Prat Gay negocian apoyo político de Estados Unidos. El presidente se reunió hoy en el Foro Económico de Davos con el vicepresidente estadounidense Joe Biden, mientras que el ministro de Economía hizo lo propio con el secretario del Tesoro, Jack Lew.
Fuentes del mercado explicaron a LPO que en la mesa de negociaciones las autoridades estadounidenses aceptarían dar el apoyo político a Argentina pero pondrían algunas condiciones. La principal es que el gobierno de Macri acepte la “colaboración” estadounidense en la lucha contra el narcotráfico en nuestro país, algo que en Latinoamérica siempre genera polémica por la injerencia de Washington.