Por Adrián Freijo – Fue el funcionario «Urbi et Orbi»; por orden de sus jefes repartió millones entre propios y extraños. Pero hoy quedó preso de una jugada política que no es lo que parece.
¿Cómo Macri lleva al recinto una causa que sabe perdida?, se preguntaban los ingenuos que creen todavía que en la Argentina la política es una cuestión de principios. Los que creen que Lilita Carrió es una fiscal de la república; los que imaginan que la justicia es un poder independiente, o puede llegar a serlo.
En una jornada que puede definirse como «Durán Barba en estado puro», el oficialismo le tiró al kirchnerismo y sus aliados el cadáver político del ex Secretario de Planificación...pero con la prohibición de enterrarlo.
Ahora les deja por delante una campaña electoral en la que Cristina, a la que le importa poco, y los suyos, a los que les importa mucho, deberán explicar a sus votantes que salvaron a Julio De Vido, la cara más escandalosa de la más escandalosa corrupción que existió en la historia argentina.
Macri y los suyos bajaron al recinto a perder. ¿Qué les importa a ellos una expulsión que en dos semanas sería parte de una historia a la que se fagocita por segundos la velocidad mediática?. Sin embargo De Vido -salvado por no haber podido sus acusadores reunir las 2/3 partes de los votos pero derrotado ampliamente en la votación destituyente- será hasta las elecciones de octubre un ejemplo vivo de la impunidad parlamentaria en el país.
Por un lado quedará el gobierno bramando contra los cómplices de un funcionario que robo sin inmutarse a la Argentina; enfrente…los que deberán explicar cada día que De Vido –el hombre de la tragedia de Once, el que pagaba por adelantado a Lázaro Báez por obras que nunca realizó, el de los subsidios sin destino a trenes que nunca circularon, el que llenó de dinero a empresas de transporte público inexistentes, el de Adelantos del Tesoro Nacional entregados a provincias para construir una infraestructura que jamás vio la luz, el de los subsidios a las universidades kirchneristas para llevar adelante contrataciones directas y sin control para servicios jamás cumplidos– merece ser aún «representante del pueblo de la república».
En plena campaña esto deberá explicarlo el kirchnerismo…no Cambiemos.
Y esa banca «salvada» se convertirá en una apoteosis de la vergüenza que permitirá que en cada lugar de la república Cambiemos y sus fracasos (salarios, jubilaciones, inflación, inversiones, educación, calidad de vida, salud, servicios públicos y tantas otras cosas) sigan presentándose como «la opción frente al pasado».
Perdieron los que «ganaron»...ganaron los que «perdieron».
Vermouth con papafritas….¡¡¡y good show!!!