Según estimaciones privadas en el primer mes del año habrían quedado unos 500 millones de dólares de saldo positivo, un 50% menos que en el mismo período del año anterior. Grave y peligroso.
El gobierno arrancó el año en materia de comercio exterior con menos dólares de los que pudo contar el año pasado, y eso, según comentan expertos, podría obligar al tridente integrado por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; la titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Mercedes Marcó del Pont, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, a ajustar el ritmo de importaciones al mismo que presenten las exportaciones.
De acuerdo con un reporte de la consultora LCG, en enero pasado el gobierno habría registrado un saldo positivo del intercambio comercial argentino por unos 500 millones de dólares. De ser así, el superávit de la balanza comercial se habría achicado en un 50% respecto del que había en el mismo período del año pasado
«Proyectamos exportaciones creciendo por encima del 20% anual e importaciones al 40%, todavía motivadas por el desdoblamiento cambiario que de facto existe en la economía local, aun cuando el deslizamiento del tipo de cambio oficial comienza a ser más acelerado» indica el informe privado.
En febrero la entidad que conduce MIguel Pesce comenzó a acelerar el ritmo de las devaluaciones diarias del peso y elevó la tasa de interés de referencia monetaria al 42,5% (Leliqs) para con ello disminuir las tensiones en el frente cambiario. En segunda semana de febrero la brecha entre el dólar oficial y el paralelo se redujo a menos del 100%.
Con ello, se espera que los importadores tengan menos incentivos a anticipar compras para cubrirse contra un salto devaluatorio. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) pemitirá despejar esas dudas, además de recuperar algunas reservas.