Es otro elegido para acompañar a Boudou en la intemperie. Se argumentaría una cuestión de salud pero el gobierno quiere dejarlo como responsable ante la justicia por el pacto con Irán.
La continuidad de Héctor Timerman como canciller está en duda. Según rumores que circulaban con fuerza anoche por el Ministerio de Relaciones Exteriores, su titular tendría «problemas de salud y abandonaría su cargo en lo inmediato».
Sin embargo a nadie escapaba que Timerman se ha ganado la furia presidencial por el cuestionado memorándum con Irán, ya que en las cercanías de Cristina se lo acusa de haber asesorado erróneamente a la mandataria llevándola a avalar un documento muy cuestionable desde lo jurídico y a ocultarle alguna de los condiciones que le habrían impuesto los representantes del país asiático y que fueron en definitiva las que dispararon el escándalo que luego se potenció con la denuncia y posterior muerte del fiscal Alberto Nisman en circunstancias que aún hoy no están claras.
Ante el temor de que la justicia declare en definitiva la inconstitucionalidad del tratado, en el gobierno surgió la decisión de sumar al canciller al círculo de los réprobos y, al igual de lo que se resolvió con Amado Boudou, dejarlo librado a su suerte como único responsable de los eventuales delitos que pudiesen haberse cometido.
Lo reemplazaría el vicecanciller, Eduardo Zuaín, cercano a Alicia Kirchner. La relación con las embajadas la coordina Verónica Ferraris, secretaria de Coordinación y Cooperación Internacional, reconocida por su obsesión por las cuentas de cada dependencia.
Timerman evaluaba su salida y que suspendió todas sus actividades esta semana. No estuvo en Tucumán y no viajó a Paraguay para entrevistarse con el Papa Francisco junto a la presidenta.
Tampoco estaría presente en la recepción en Buenos Aires al mandatario boliviano Evo y no viajaría a Brasilia para participar de la cumbre del Mercosur entre el 15 y el 17. En la cancillería tampoco entendieron porque no fue ni siquiera candidato al Parlasur.
De origen radical, Zuaín ascendió en diciembre a ministro de primera y vínculo con la cuñada de Cristina lo tiene a través de la hija, Romina Mercado. Ahora podría ser el último canciller de Cristina.