Cristina furiosa por los enfrentamientos entre Aníbal y Julián

Un dato inusual generó la denuncia mediática por la autoría intelectual del triple crimen de General Rodriguez en el caso de tráfico de efedrina. Cristina estalló y se la tomó con Scioli.

El enemigo para Cristina ya no fue solo externo (Clarín, Fondos Buitre, etc) sino que se le desmadró la propia tropa, envuelta en una feroz interna por ver quién se queda con la gobernación bonaerense.

Anoche la mandataria se comunicó con Daniel Scioli, Julián Dominguez y Anibal Fernández para ordenarle a estos últimos que bajaran el tono de su enfrentamiento y al candidato presidencial que se pusiese al frente de la cuestión y ordenara la tropa.

Dicen los que escucharon la conversación que el tono que usó Cristina para dirigirse a Scioli distaba mucho de la cordialidad.

«Si vos y Dominguez piensan que pueden hacer estas maniobras yo te voy a enseñar lo que es maniobrar», bramó la mandataria en uno de los momentos más tensos de la charla.

La furia estalló cuando a última hora del día la jefa de estado observó a Julián Dominguez bailando chacarera en el programa de Marcelo Tinelli, en compañía del presidente del PJ Fernando Espinosa contra quien se dirigieron los peores términos presidenciales.

«Deciles a Espinosa y Dominguez que si creen que soy estúpida se equivocan» le espetó Cristina alatribulado motonauta. «Y deciles que si siguen jugando de esta manera la Vidal los va a pasar por arriba», concluyó.

La provincia de Buenos Aires, imprescindible para lograr el premio mayor, es la clave que el PJ tiene para mantener poder aún en el caso de una derrota en la candidatura presidencial.

Puede ser un trofeo de resistencia peronista, si se tiene en cuenta que un posible balotaje a nivel nacional da chances concretas a Macri para alcanzar la presidencia.

Un presidente no peronista con un gobernador justicialista es una foto posible, que recuerda al pos menemismo. Cristina, en cambio está en otra batalla, la de retener poder y condicionar su relevo, pero sobretodo el de garantizarse impunidad.

La denuncia que reaviva el tráfico de la efedrina es un riesgo que sobrepasa la figura de Aníbal Fernández. Cabe recordar que la presidenta recibió aportes de campaña de algunos de los empresarios farmacéuticos asesinados. En su momento, estuvo procesado por el manejo de esos fondos opacos, Héctor Capaccioli. El espectáculo de dos candidatos tirándose efedrina por la cabeza era inaceptable para la “madre” del proyecto.

También es cierto que el fiscal de la causa, Juan Ignacio Bidone, reaccionó formalmente en decir que tomará diligencias como pedir el tape del crudo de la grabación de la entrevistas de PPT, pero tomó distancia del denunciante Martín Lanatta (condenado a perpetua por el triple crimen), ya que “mintió en varias oportunidades”.

Por otro lado, no alcanza como prueba el cúmulo de etiquetas que le calza Carrió al Jefe de gabinete. Cuando dice que “la Morsa” es Aníbal es un método deductivo, pero que no alcanzó a materializarse en el juicio oral que condenó entre otros a Lanatta.

En el Pro tomaron nota de la reacción de Lilita, que también arremetió contra el ministro de Seguridad de Macri, Guillermo Montenegro, a quien lo acusó de ser “íntimo amigo de Aníbal”.

¿No era que la tenían contenida en Cambiemos?. Acaso Lilita no sabe que el hombre de bigotes también cultiva relación con el Jefe de gobierno electo, Horacio R. Larreta.