El Vaticano defendió la presencia de un enviado a la asunción del nuevo mandato del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y argumentó que la diplomacia de la Santa Sede busca «promover el bien común, tutelar la paz y garantizar el respeto de la dignidad humana».
«La Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas con el Estado venezolano», afirmó el director interino de la sala de prensa del Vaticano, Alessandro Gisotti, en un comunicado.
Gisotti hizo esa aclaración luego de la polémica por la presencia de un funcionario vaticano, el número dos de la nunciatura en Caracas, George Koovakod, durante la toma de posesión de Maduro el jueves pasado.
Según Gisotti, la diplomacia vaticana «tiene como finalidad promover el bien común, tutelar la paz y garantizar el respeto de la dignidad humana».
«Por esto, la Santa Sede decidió estar representada en la ceremonia de inauguración de la Presidencia, por el encargado de negocios ad interim de la Nunciatura Apostólica de Caracas», explicó.
En ese contexto, el vocero agregó que «la Santa Sede y los obispos del país continúan trabajando juntos para ayudar al pueblo venezolano, que sufre las implicaciones humanitarias y sociales de la grave situación en la que se encuentra la Nación».
El lunes pasado, el Papa Francisco pidió diálogo para Venezuela, lo que le costó críticas de varios dirigentes -entre ellos, una veintena de ex presidentes americanos y europeos- por no condenar al régimen de Maduro.
De cara a los 183 embajadores acreditados ante la Sana Sede, Bergoglio pidió «que se encuentren vías institucionales y pacíficas para solucionar la persistente crisis política, social y económica» en el país caribeño.
En Venezuela, el Vaticano reconoce desde hace años la existencia de una crisis que llevó a que la Santa Sede se presentara en 2016 como facilitadora del diálogo entre gobierno y oposición, aunque luego prefirió retirarse frente a los pocos avances, como reconoció el mismo Bergoglio.