Cuando no se siente orgullo alguno por ser marplatense

Redacción- La decisión del EMDER de limitar los horarios de entrenamiento de Peñarol y Quilmes tiene mucho que ver con las reiteradas muestras de no sentir orgullo por lo nuestro.

¿Porqué iba a ser distinto que privatizar la Maratón de Mar del Plata?, ¿o aceptar para la ciudad luminarias de descarte de la CABA con una tecnología cuasi africana?, ¿o descartar por primera vez el Festival Piazzolla?, ¿o mantener en su cargo a Silvana Rojas, que humilla a la cultura local, porque así lo pide Rodriguez Larreta?, ¿o entregar el poder a un zopenco irreductible como el patético Agustín Cinto?, ¿u ofrecerle un cargo de asesora en violencia de género a Mónica Farro?.

Carlos Arroyo y su séquito de veteranos empleados públicos de cuarto nivel y familiares incapaces de ganar un peso por fuera del privilegio del poder, desprecian a Mar del Plata porque llevan décadas de vida sin destacar en otra cosa que no sea el amparo de los dineros públicos.

Por eso va a dar la vida por Ana María Crovetto pero no va a mover un dedo por Pañarol o por Quilmes…

Por eso va a destinar un millón de pesos mensuales a los sueldos de él y su familia, pero no va a pagar el 1% de esa cifra para que los jugadores de los clubes que nos representan en la Liga Nacional de Básquetbol -torneo que ya hoy se convierte en puerta de entrada al deporte internacional- puedan organizar sus entrenamientos en base a cuestiones deportivas y no lumínicas.

Por eso va a sostener «el ahorro» con la luz del Poli pero va a gastar una fortuna en contratar espacios cerrados para el aniversario de la ciudad por el simple hecho de no correr el riesgo de que la gente le haga sentir su enojo por la peor gestión que Mar del Plata recuerde en los últimos cien años.

Los dos clubes de la ciudad vienen sosteniendo desde hace muchos años la presencia local en un deporte de élite que los encuentra como protagonistas del clásico más importante del circuito. ¿No vale al menos ayudarlos con una o dos horas de luz artificial?.

¿Paga el municipio los viajes?, ¿sostiene los planteles?, ¿pone publicidad en las camisetas?, ¿pone un peso para sostener las campañas?…DEFINITIVAMENTE, NO. 

La Municipalidad del Partido de General Pueyrredón debe ser la única del país que NADA aporta a planteles que llevan el nombre de la ciudad cabecera a todos los rincones del país. Pero nadie podía pensar que se iba a llegar a tanto.

Si quienes gobiernan no sienten orgullo de aquellas instituciones que los representan es que jamás entendieron, ni podrán entender, lo que una comunidad organizada y equilibrada representa. Con sus actores culturales, empresariales, políticos, sociales…y deportivos. 

Arroyo, ese hombre oscuro de ropa, cara y alma, podrá condenar a igual carenci lumínica a Quilmes y Peñarol surante el miserable tiempo de su miserable mandato. Pero dentro de muchas décadas Mar del Plata seguirá hablando orgullosa de sus clubes símbolo y posiblemente solo se acuerden del patético Zorro Uno para recordar los millones que se llevó a su grupo  de amigos o un par de anécdotas grotescas de su paso por un poder prestado.

Solo quedará una duda por siempre...¿perjudicar a nuestros representantes ilustres era parte de su «plan secreto»?.