CUMBRES BORRASCOSAS Y ESPEJITOS DE COLORES

Observando los medios mundiales debemos concluir que la Cumbre del G-20 y su par por el Cambio Climático solo ocupan lugares marginales de la información. Y el «porque» es tan claro como doloroso.

 

¿Puede haber algo más importante que salvar al planeta de un desastre ambiental que nos lleve a la extinción?. Por supuesto que no…

¿Es una alternativa estabilizar la economía mundial sin encontrar una solución a la crisis de la deuda y/o generar un nuevo sistema financiero que convierta en posible la salida del subdesarrollo del 60% de las naciones de la tierra?…Por supuesto que no…

Entonces…¿porqué los medios del mundo no le otorgan centralidad informativa a la Cumbre del G-20 y tampoco lo harán con la que tratará la cuestión siempre compleja del cambio climático?.

Sencillamente porque saben que quienes podrían hacer algo para cambiar las cosas no lo harán y quienes son actores marginales de esta tragedia sobreactuarán desde lo ideológico -cuando no desde una posición extorsiva que los lleve a sostener una u otra postura a cambio de alguna prebenda económica- lo que saben que hoy sería imposible de resolver sin arrastrar al mundo a un agujero negro sin piso a la vista. Porque desmontar un entramado industrial, contaminante y globalizado puede ser una expectativa hacia el futuro pero de ninguna manera un logro inmediato.

Estos encuentros mundiales son poco más que una pequeña vacación para los gobernantes poderosos y una ocasión de pasar la gorra para los mendicantes, ente los que lamentablemente se ubica Argentina.

Esperar agazapados en los pasillos el paso de los dueños de la pelota, suplicar por una audiencia que en el mejor de los casos será cambiada por una instantánea y una palmadita en el hombro en medio de un cruce fortuito, para luego salir disparados a realizar declaraciones estentóreas, teóricamente destinadas a cambiar el curso de la historia y que solo tienen el escueto objetivo de mostrar puertas adentro de nuestros inestables países que, al menos, no nos mandaron a servir café o cuidar las mascotas de los poderosos, es todo aquello a lo que pueden aspirar nuestros gobernantes.

Y los medios nacionales titularán con intercambios que nunca ocurrieron, bucearán en gestos y miradas que están más vinculadas a lo espontáneo que a juicios de valor político de alguna trascendencia y omitirán, por pudor o financiado interés, que nuestros representantes fueron actores de reparto -cuando no decorado- de encuentros pomposos en los que nada se resuelve más allá de principios generales que todos repetimos y unos pocos administran.

Porque estas «cumbres» siguen siendo borrascosas y quienes aparecen tras la niebla del poder vienen llenos de espejitos de colores para repartir en un nuevo mundo lleno de mendicantes, mediocres y líderes tan alejados del mundo civilizado como los ingenuos habitantes originarios, que con entusiasmo los cambiaban por oro, y a los que sedujeron, sojuzgaron o mataron según las circunstancias.

Quédese tranquilo el lector: el mundo no va a estallar en mil pedazos ni vamos a morir ahogados por los gases tóxicos. Los amos tienen en claro cual es el punto de no retorno y no están dispuestos a traspasarlo.

Eso si…no van a consultarnos y ni siquiera se tomarán el trabajo de comunicárnoslo.