Dale que va: quedaron en la calle más de un centenar de ferroviarios

Por Adrián Freijo – La gobernadora transfirió los trenes provinciales a la Nación. Pero olvidó proteger el trabajo de cerca de 150 ferroviarios que hoy recibieron sus telegramas de despido.

Mariano Moreno sostenía que «un país sin gente no es un país». El Padre de la Revolución de Mayo no se refería por cierto a una cuestión poblacional sino a ese necesario equilibrio entre los objetivos de un gobierno y los derechos e intereses de la gente.

Cuando planteaba la organización de la Patria naciente, aquel fogoso abogado que entendía como nadie los nuevos tiempos de un mundo en el que absolutismos y colonialismos ya no tenían lugar, se enfrentaba a quienes aún dentro de la Primera Junta de Gobierno pretendían que todo el cambio radicara en asumir los criollos los viejos privilegios de los españoles.

Sabía -y en ello le fue la vida- que no hay futuro si un proyecto político no pone en el centro de sus esfuerzos al ciudadano y vela por la consecución de su felicidad.

Pero aquel escenario de conservadores y reformistas se ha mantenido indemne en la historia argentina desde entonces, y parece disponerse a continuar en estos tiempos.

La política, como expresión de la convivencia humana, no pasa por la demagogia ni por el desprecio por lo popular. Es un sagrado equilibrio en el que el estado debe ponerse al servicio del hombre y éste respetar las reglas, exigir por sus derechos pero hacer sagradas sus obligaciones.

Y cuando se viene de un tiempo nefasto, irresponsable y dogmático en el que todas las reglas fueron violadas en nombre de los intereses facciosos y personales, esa comunión pueblo-gobierno exige fuertes sacrificios que deberán administrarse desde la convicción, el diálogo y el respeto mutuo.

Algo que hoy ha desaparecido del escenario argentino…

Un gobierno lanzado detrás de las cifras, atropella sin piedad la realidad vital de millones de argentinos que al perder su trabajo quedan en una situación de desprotección y sin futuro a la vista.

Como pasó con los jubilados…como ocurrió con centenares empresas a las que se cerró sin darles tiempo ni apoyo para reconvertirse….como está ocurriendo con actividades económicas tradicionales a las que los iluminados de la economía oficial han declarado superadas por el tiempo.

Y como ahora pasa con centenares de empleados ferroviarios que hoy comenzaron a recibir sus telegramas de despido, en una imagen que más allá de cualquier explicación o enojo se asemeja demasiado a la de los 90. Alguien resolvió que había que hacer cambios y que la gente estaba de más; así de sencillo y así de cruel.

Entre Mar del Plata, Tandil, Maipú y Quequén hay al menos 150 trabajadores que quedarían cesantes

¿A quién va dirigida entonces la mentada sensibilidad de la gobernadora Vidal?, ¿es que nadie le avisó de estos despidos?, ¿es que jamás la casa de un trabajador desocupado queda en el camino de sus timbreos?

En este tiempo los grandes ganadores son los empresarios -lo que no es malo en una sociedad con justicia social pero si en una en la que solo se mira el interés de los poderosos-, los banqueros -a los que nadie se anima a tocar desde el nacimiento mismo del capitalismo y que en nuestro país han traspasado todos los límites de la impumidad- y los especuladores, que encuentran en la timba financiera ganancias que resultan increíbles para el mundo entero.

Mientras tanto pierden los trabajadores -que solo en 2017 y según datos oficiales perdieron el 6% de su ya de por si magro poder adquisitivo- y los jubilados, testigos mudos de un debate inmoral acerca de si con el nuevo cálculo cobrarán un peso más o un peso menos, cuando muchos de ellos votaron al candidato Macri que prometió formalmente reinstaurar el 80% móvil en 180 días. Sin palabras…

Más de cien hogares ferroviarios se irán a dormir esta noche con la angustia de la desocupación debajo de la almohada. Lejos quedaron las caras sonrientes de la gobernadora y sus funcionarios cuando pomposamente informaron que el tren Plaza Constitución-Mar del Plata volvía para no irse nunca más.

Olvidó anunciar que lo haría sin sus trabajadores. Un pequeño detalle…