De «Caradona» a «Francisco» Campazzo: la gloria no tiene nombre

RedacciónCuando Diego debutó en Argentinos el diario más importante del país lo bautizó «Caradona». ¿Tendrá el mismo destino Campazzo al que su franquicia lo bautizó como Francisco?

La cuenta oficial de los Denver Nuggets recibió a su nueva figura Facundo Campazzo con un «Welcome Francisco Campazzo», lo que no solo demuestra una preocupante falta de profesionalismo por parte de los encargados de redes y prensa la franquicia norteamericana sino también que aquello de «sic transit gloria mundi» ( que pasajera es la gloria del mundo) era mucho más que una elegante construcción literaria.

Pero inútil sería que el talentoso base que explotó en Peñarol de Mar del Plata para consagrarse en el Real Madrid de la liga española y que por fin ha llegado a la NBA y con ello a la elite del básquetbol mundial siquiera se moleste por esta torpeza. No será la primera vez que un grande cae víctima de los errores informativos de esa raza de aspirantes a inmortales que suele representar el mundo de la comunicación -oficial, profesional y/o institucional- y que suele soslayar sus propios papelones…sin lograrlo ni disimularlo.

Cuando Diego Armando Maradona -de cuya grandeza no nos cansamos de hablar en estas horas- impactaba a la concurrencia del estadio de Argentinos Juniors (el mismo que unos años después llevaría su nombre) con su inigualable habilidad para manejar la pelota manteniéndola en sus pies y sin tocar el suelo durante los 15′ del entretiempo, el diario Clarín lo presentaba  en público diciendo «“es zurdo pero sabe usar la derecha. Diego Caradona [sic], diez años, se ganó calurosos aplausos en el entretiempo de Argentinos Juniors versus Independiente, haciendo gala de una rara habilidad para el ‘jueguito’ con el empeine, y hasta con chanfle”.

Por eso «Facu», en nombre de «Caradona» y de tantos que tuvieron que derribar las barreras del anonimato y de la abulia de quienes nunca van a entender que detenernos en la realidad del otro es honrar la vida con que nos ha premiado el destino y prefieren seguir nadando en la mediocridad del «se’gual», ni te preocupes ni te amargues: como Diego atropellalos con talento, dobles, triples, asistencias y maniobras impensadas para que en el futuro el error sea una anécdota divertida que ni siquiera tenga quien se atreva a reclamar levantando la mano y diciendo «yo fui».

Y vos podés…