(Redacción Libre Expresión) – Derrotó a Tigre por 1-0 con gol de Monzón y se quedó con un campeonato que punteó casi desde el principio. Ahora irá el miércoles por la Copa Argentina.
La fiesta estaba armada y solo la falta de criterio de una dirigencia que no para de cometer errores pudo ponerla en peligro. La insólita idea de habilitar el ingreso al estadio según el orden de llegada derivó en tensiones y enfrentamientos que dejaron el saldo de ocho efectivos policiales con heridas leves.
Adentro de la cancha la historia fue otra. Boca salió a buscar el partido desde el comienzo aunque, como le ocurriese a lo largo de todo el año, el fútbol asociado pareció estar ausente del festejo.
La solidez de Cubas en el lugar que habitualmente ocupa Erbes sirvió para disimular los desacoples defensivos en una zona en la que Tobbio no lograba amoldarse al dislocado juego de Rolín que sumaba errores propios de un principiante y demostraba nulo interés por asociarse con su compañero de zaga.
Activo Pérez, aunque muchas veces impreciso, y con Lodeiro tratando de asociarse a un Tévez demasiado encerrado en el sector medio del ataque, Boca iba e iba todo el tiempo sin encontrar en Calleri la profundidad deseada. El ex All Boys jugaba de espaldas al arco y su falta de precisión lo asemejaba más a un defensor de Tigre que a un atacante del local.
Un córner desde la derecha impecablemente enviado por Lodeiro sirvió para abrir el marcador. Monzón, descuidado por una defensa que perdió las marcas, ingresó de frente al arco y a la carrera para sellar con un potente y justo cabezazo el primer gol de la tarde, ante la algarabía de un estadio que sabía que a esa hora allá en el sur Rosario comenzaba a sucumbir ante Banfield. Corrían 41 minutos del primer tiempo.
En el segundo tiempo el local pareció dispuesto a liquidar el encuentro y la noticia de un segundo gol del Taladro pareció serenar a sus jugadores que, sin brillar, comenzaron a tener la pelota y a administrarla con alguna justeza.
Así a los 17′ un lujo de Calleri dejó a Carlos Tévez solo frente al arquero Javier García aunque sin ángulo suficiente para pegarle a una pelota que terminó cruzando el arco y perdiéndose por la línea de fondo. Sin embargo a esta altura era notorio el dominio xeneixe y la tranquilidad con que encaraban sus jugadores. Todo el estadio comenzaba a vivir una sensación de campeonato, aunque también esperaba un nuevo gol que asegurase el logro.
Sobre los 23′ un magnífico tiro libre ejecutado por Nicolás Lodeiro se estrelló en el ángulo entre poste y travesaño sin que García pudiese hacer otra cosa que volar «para la foto». El gol rondaba pero no lograba aparecer, lo que con el pasar de los minutos preocupaba al equipo de la Ribera.
Crecía Cubas, convertido en la figura de la cancha, asegurando el quite y saliendo siempre con el pase justo y la visión de cancha perfecta. El pibe de 19 años comenzaba a dar la razón a quienes sostienen que a esta altura ya debería ser titular indiscutible en el primer equipo.
Pablo Pérez fue amonestado -algo que parece obligatorio para el buen jugador boquense- lo que obligó a Arruabarrena a mover rápidamente las piezas. Así dispuso el ingreso del pibe Bentancur, buscando tal vez una mejor tenencia de pelota lejos del arco de Agustín Orión que hasta ese momento era un espectador de lujo del partido.
Faltando 10′ el cansancio comenzó a hacer mella en el físico de los jugadores de Boca, aunque Tigre no pareció tener ni el fútbol ni el ánimo suficiente para ir a buscar al menos el empate. Además cada vez que se acercaba al área del local aparecía agigantada la figura de Cubas con el quite justo y la asistencia adecuada.
Sobre los 40′ el «Vasco» dispuso el ingreso de Andrés Chávez por Calleri, sabiendo de la ovación que la hinchada le dedicaría al centrodelantero que puede haber jugado su último partido en la mítica Bombonera.
Siguió yendo Boca y faltando dos minutos otra de las figuras del puntero tuvo su justo reconocimiento: el uruguayo Lodeiro dejó su lugar a Nicolás Colazo y la cancha se vino abajo agradeciendo al charrúa.
Ya no había más tiempo para nada y el estallido de la hinchada bostera anunciaba que nada podía torcer el destino. Todo comenzaba a teñirse de azul y oro.
Y Boca se consagró campeón. Después de tres años de sequía el equipo de Arruabarrena logró consagrarse como el mejor del fútbol argentino. Tal vez no sea recordado por el virtuosismo de su fútbol ni por la regularidad, pero en un torneo muy desparejo el xeneixe fue sin duda el que mejor hizo las cosas, aguantó la presión y supo jugar cada encuentro como si fuese una final.
En la seguridad del discutido Orión, en el fútbol de Carlos Tévez, en la firmeza y organización del hoy ausente Cata Díaz y en los buenos rendimientos de Pablo Pérez, Lodeiro y Calleri y en la aparición de jóvenes como Bentancur y Cubas, el campeón encontró la base suficiente para disimular carencias y salir adelante.
Boca es campeón y el pueblo xeneixe festeja merecidamente. Una vez más…