Redacción – Si de repartir elogios, pedir reconocimientos y fingir sensibilidad hablamos, los gobernantes están en primera fila. Pero si de pagar lo que corresponde se trata…será otro tema.
Bajo el lema “Luchamos por la salud público de calidad”, y en el marco de un reclamo a nivel provincial, profesionales del ámbito sanitario se movilizaron a Zona Sanitaria VIII en reclamo de los salarios correspondientes al mes de octubre, que no fueron depositados en tiempo y forma.
En nuestra ciudad son alrededor de 50 médicos, kinesiólogos, terapistas ocupacionales, bioquímicos y demás profesionales que finalizaron en el transcurso de este año sus respectivas residencias y pasaron a formar parte de la planta interina del sistema sanitario de la Provincia de Buenos Aires.
Si bien la decisión de incorporar, en total, a más de 1.100 profesionales en todo el territorio bonaerense fue bien recibida y considerada un hecho histórico, la falta de pago de los haberes de octubre generó la preocupación de los trabajadores, quienes transitan este particular año en la primera línea de acción, trabajando bajo presión y sin días de vacaciones o descansos.
Ana Baldino, una de las profesionales presentes en la protesta, aseguró que lo sucedido da cuenta de la “precariedad laboral” a los que están expuestos los profesionales y pidió a las autoridades provinciales la adecuación de los trámites administrativos.
“No se nos dice mucho, solo que hubo un problema administrativo y que probablemente no cobremos todos. Es una respuesta que no podemos aceptar”, señaló la trabajadora.
La situación por la que atraviesa el personal de la salud está directamente vinculada con algo que venimos denunciando desde hace ya tiempo: los anuncios insustanciales del gobierno provincial, y también del nacional, muy afecto a prometer nuevas estructuras de salud a las que sin embargo jamás se las dota del personal necesario para funcionar.
Política de la más baja estofa que se alimenta de las privaciones y carencias de quienes realmente están en la primera línea de fuego luchando contra una pandemia que pone en riesgo sus propias vidas.
Y a quienes se abandona a su suerte apenas se apagan las cámaras y los micrófonos que sirven para vender humo y fingir empatía con los que más sufren.
Foto: Tres Visiones