DEMOCRACIA: UN TIEMPO QUE LE FALLÓ A LA GENTE

¿Ha fracasado la democracia en América latina?. La razón nos dice que no pero la gente grita que si. Una encuesta que preocupa y una tendencia creciente a pedir «mano dura» en el poder.

Casi cuatro décadas han pasado desde el retorno de los procesos democráticos en los países de América Latina. Casi cuarenta años en los que creció la pobreza y la marginación, explotaron por doquier casos de corrupción, cayó la calidad educativa y la inseguridad y la droga avanzaron mucho más allá de lo que era imaginable.

¿Le ha dado respuestas a la sociedad latinoamericana la democracia, en la misma y obscena medida en que se las ha dado a una clase política engañosa que se ha enriquecido hasta la obscenidad?. La respuesta es tan clara como indignante.

La democracia pierde apoyo en América Latina. Según el último índice Latinobarómetro, la satisfacción con la democracia en la región pasó de 38% en 2015 a 34% en 2016.

No es la única medida preocupante. De acuerdo con el índice presentado hoy en Buenos Aires, la confianza en las instituciones democráticas también cayó en el último año. Para los organismos electorales, pasó de 44% a 32%; para el gobierno, de 33% a 28%; para el poder judicial, de 30% a 26%; para el Congreso, de 27% a 25%; y para los partidos políticos, de 20% a 17%.

A la vez que bajó el apoyo a la democracia (de 56% a 54%), en América Latina creció la confianza en las fuerzas armadas y en la policía y la importancia del “orden” como factor clave.

Según el informe, “de 2004 a la fecha, existe una evolución del 48% de latinoamericanos que demandan orden a costa de la disminución de las libertades individuales”: “Hay diez países de la región donde hay una clara demanda de orden por sobre la demanda de libertad”.

La encuesta Latinobarómetro se aplica en 18 países de la región desde 1995 con muestras aleatorias de cada país y un margen de error de entre 2,8% y 3,5%. El trabajo de campo se realiza cara a cara con una muestra de entre 1.000 y 1.200 casos por país.

¿Podía esperarse otra cosa?, ¿era esperable otro resultado?. Ciertamente no.

Lo grave es que la tendencia va ahora en clara aceleración y es muy posible que de no cambiar rápidamente las cosas en muy pocos años la gente pida a gritos mano dura sin medir las consecuencias conocidas que en la región han tenido los procesos autoritarios.

Pero ocurre que lo que ahora está en juego es la vida y la seguridad nuestra y de nuestros hijos, y frente al riesgo que corren toda otra consideración es en vano.

Deberán existir castigos ejemplares hacia la corrupción y respuestas contundentes frente al delito y a la droga. La gente tiene que ver que alumbra un nuevo tiempo con menos palabras y más concreciones y sobre todo uno en el que deberá terminar la dictadura de las minorías, sin importar el sustento moral que estas puedan tener y que deberá ser siempre respetado, para renacer el tiempo de las mayorías compuestas por el hombre de trabajo, de estudio, de honestidad y de respeto a las normas.

Que es justamente aquel del que la democracia latinoamericana parece haberse olvidado.