Día del Periodismo: cuando la vocación no es trabajo

(Escribe Adrián Freijo)Cuando me preguntan acerca de mi trabajo me cuesta encontrar una respuesta sencilla. ¿Trabajo?, ¿es un trabajo lo que hago?, ¿lo es, en mi caso, el periodismo?.

Posiblemente una respuesta convencional sería sencilla desde una revisión de mi día a día: me levanto casi al alba, alimento compulsivamente la materia prima de mi actividad buscando toda la información que sea necesaria, convierto esa información a la capacidad de mi propio instrumento para comunicarla, estudio cada día para enriquecer esa información y a quien la emite (yo) y estoy cada minuto del día mirando a mi alrededor para poder entender cuales son aquellas cosas que pueden interesarle a la gente y servirle para que nadie pueda abusarse de su desconocimiento.

Lucho contra mi propio desgano y peleo palmo a palmo con las limitaciones propias y las que el poder o el interés quieren cruzar en mi camino.

Ejercito el lenguaje hasta la meticulosidad porque sé que la palabra es el instrumento del pensamiento y hace mucho me dí cuenta que un lenguaje pobre y acotado termina siendo cómplice de la mediocridad de las ideas. Lo que no se puede o no se sabe expresar o no existe o se convierte en una mentira.

Me acuesto pensando en lo que pasa y me levanto urgido para entender lo que va a pasar.

Peleo palmo a palmo con mis propias debilidaes y me formo para sentir vergüenza frente a las debilidades; sé que del otro lado hay personas cuyos derechos humanos violaré en cada mentira.

 

En tonces...trabajo

 

¿Trabajo?.

 

¿Es un trabajo aquello que no lleva esfuerzo?, ¿lo es algo que se disfruta en el alma con la misma intensidad que un gran amor o una amistad eterna?, ¿puede calificarse así un estado de gracia permanente que se sostiene en nuestro interior con la misma potencia que el amor a Dios o a un hijo, o a una madre?.

 

Cuando cada mañana, sólo con saber que ese nuevo día viene acompañado del ejercicio de la profesión y que además puede reservarnos la alegría de una primicia, un comentario inspirado o un reportaje revelador, hace que nos levantemos con esa sensación de día de fiesta, estamos encontrando la respuesta a la razón de nuestra vida.La felicidad de ser periodistas.

 

Y aún en las dificultades todo será alegría y plenitud.

 

Tal vez entonces sea un trabajo…pero créame que no puedo dejar de sentirlo como un regalo de la vida.

 

Aunque tenga en claro que deberé ganármelo cada día.