La presidenta perdió ayer a su principal aliado, el centrista PMDB, alineado mayoritariamente con el vicepresidente Michel Temer, y quedó un poco más cerca de un juicio de destitución en el Congreso.
El directorio del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) decidió por amplia mayoría la inmediata salida del gobierno, con entrega inmediata de cargos, proclamó el senador Romero Jucá, que presidió la reunión de menos de tres minutos del directorio nacional de la organización en Brasilia.
“¡Brasil presente, Temer presidente!”, gritaron los presentes leales al vicepresidente, que asumiría el poder si Rousseff, del izquierdista partido de los Trabajadores (PT), es destituida bajo la acusación de maquillaje de las cuentas públicas.
Rousseff, que tenía en su gabinete siete ministros del PMDB, perdió el primero el lunes: Henrique Alves, de Turismo, quien afirmó que el tiempo del diálogo se agotó.
Una fuente del PT, que pidió anonimato, indicó que tres ministros podrían decidir permanecer en el gabinete, entre ellos, la de Agricultura, Katia Abreu.
La oposición se dijo dispuesta a dar un apoyo político a un eventual gobierno de transición al mando de Temer, un abogado constitucionalista de 75 años, hasta ahora con poca proyección nacional.
“El gobierno de Dilma terminó. La salida del PMDB cierra la tapa del ataúd de un gobierno moribundo”, afirmó el líder de la oposición, el socialdemócrata Aecio Neves, derrotado en las elecciones de 2014 por Rousseff por estrecho margen.
El PMDB tiene la mayor bancada en el Congreso con 69 diputados y 18 senadores, clave para Rousseff para frenar el proceso de destitución.
La principal potencia latinomericana enfrenta una severa crisis, que se alimenta de los escándalos de corrupción de la estatal Petrobras y de una recesión económica de escala histórica.
El impeachment avanza rápidamente y podría concluir hacia mediados de abril si la Cámara lo aprueba por una mayoría de dos tercios (342 de los 513 diputados) y luego el Senado por más de la mitad de sus 82 escaños.
De ser aprobado en ambas cámaras, Rousseff sería apartada en ese caso de su cargo por un período máximo de 180 días, hasta que la Cámara alta dé su veredicto final, esta vez por una mayoría de dos tercios.
Y si es destituida, Temer asumiría el poder hasta 2018 con un programa económico liberal, que contempla recortes del gasto público y la revisión de programas sociales y del sistema de pensiones.
El vicepresidete, que seguirá en el gobierno, no asistió a la reunión, pero antes habría llegado a un acuerdo sobre la salida del PMDB de la coalición con el presidente del Congreso Renan Calheiros, considerado hasta ayer como el último hombre fuerte de Rousseff en esa organización política.
Temer expresó su molestia con Rousseff por su desconfianza en el PMDB y se quejó de ser tratado como un vicepresidente decorativo, que perdió todo protagonismo político.