Dura polémica en torno al estado del Parque de los Deportes

La vieja costumbre de descalificar a las gestiones anteriores aparece ahora en torno a las instalaciones del Campo de Deportes. El riesgo de utilizar esa estrategia como pretexto a la inacción.

El titular del EMDER Guillermo Volponi sostuvo en las últimas horas un diagnóstico negativo sobre el estado del Parque de los Deportes que ahora conduce.

“Estamos muy preocupados porque se trata de estructuras muy costosas, que cumplen una importante función para los marplatenses, y en muchos casos requieren de intervenciones urgentes para ser puestas en valor. Creemos que va a demandar un gran esfuerzo del Estado Municipal, por lo que es necesario que la gente sepa que el anterior gobierno dejó en situación de deterioro y gran desidia la mayor parte del Parque de Deportes, patrimonio de todos los marplatenses. Esto nos obliga, a todos los que formamos parte de la familia Emder, a trabajar aún más para revertir no sólo la estética sino los daños acumulados de estructura” dijo Volponi.

La respuesta de Horacio Taccone, anterior titular del organismo, no se hizo esperar y vino en forma de enumeración de todo lo hecho durante su gestión y con datos difícilmente discutibles.

“Finalizamos una gestión de 8 años, en donde tanto Federico Maidana como yo, nos propusimos que haya más deporte social y de alta competencia en la ciudad. Para lograr esto, construimos nuevos escenarios deportivos, como el Centro Municipal de Hockey y el Centro de Actividades Náuticas en la Laguna de los Padres. Pusimos en valor el estadio Polideportivo, el Patinódromo y la Pista de Atletismo. A su vez, colocamos una nueva carpeta de césped sintético de agua en el Estadio Panamericano de Hockey, construimos vestuarios nuevos y llevamos a cabo muchas mejoras en el estadio Minella. Además, concretamos nuestros mayor sueño: los 5 polideportivos en los barrios”.

“Jamás se invirtió tanto en un plan estratégico de deporte social y desarrollo urbano como en estos 8 años, ni se dieron tantas becas ni subsidios a deportistas, clubes y asociaciones. Tampoco nunca Mar de Plata fue sede de tantos eventos internacionales tales como la Copa Davis, el Preolímpico de Basquet, las Finales de la liga Mundial de Vóley y la presencia de las Leonas y Leones en amistosos contra Sudáfrica”.

Sobre el final de su enojada respuesta Taccone se preguntó si «los más de mil patinadores que utilizan una pista de patín nueva ¿pueden decir esto? ¿Los atletas que pueden entrenar en una nueva pista de atletismo? ¿Las chicas y chicos que tienen la cancha de hockey de agua nueva? ¿Los miles de usuarios que concurren al natatorio municipal y se bañan en duchas nuevas? ¿Los más de 20.000 vecinos que disfrutan los complejos deportivos en los barrios?».

Y tal vez al hacerlo dio en el centro justo: sería bueno preguntar a los interesados, que no son otros que los que utilizan habitualmente las instalaciones del Parque de los Deportes. Seguramente dirán que, aún con carencias, sus instalaciones están hoy mucho mejor que hace ocho años, momento en el que se encontraban en una situación de absoluto abandono.

Guillermo Volponi es un dirigente joven, seguramente entusiasta y con ganas de hacer cosas en el área que le ha sido encomendada. Sería bueno entonces que no cayese en la tentación de la vieja política que suele utilizar la descalificación del otro como único argumento.

Si hay cosas que mejorar, deberá poner manos a la obra. Pero no quedarse con el trillado método de plantear una tierra arrasada cuando los marplatenses podemos ver con nuestros propios ojos que eso no es cierto.

Horacio Taccone ha dado sobradas pruebas de su capacidad como dirigente. Lo hizo en el club que preside -Once Unidos- y lo hizo también desde la función pública lidiando con estrecheces presupuestarias que no lograron detener los proyectos que se propuso desarrollar.

Es seguramente uno de los dirigentes más dinámicos y decididos que tiene la ciudad y, aunque no debería ser motivo de felicitación alguna, pasó por su gestión sin que una oposición ávida de escándalos pudiese siquiera lanzar una sombra de dudas sobre su transparencia.

Tal vez ya sea tiempo de cambiar más allá de los slogans y ponerse a trabajar sin buscar en el otro la eterna justificación para la inacción.

Porque al final del camino, las obras quedan y las palabras vuelan.