Es especialista en post producción digital y trabaja desde Oceanía para las grandes películas que se destacan por los Efectos Visuales. En ese rubro, Soria integra el equipo que fue premiado con un Oscar en cuatro ocasiones.
En la última entrega de los Premios Oscar, la película El libro de la Selva fue la elegida por la Academia como la mejor en Efectos Visuales. En el grupo de trabajo que se alzó con el preciado galardón se encuentra el argentino Eddie Soria que desde hace cinco años trabaja en Nueva Zelanda para la empresa Weta Digital.
En los comienzos de su carrera, arrancó con El Hombre Araña 2 y la ardua tarea, cuadro por cuadro, de “acomodarle” el traje al inefable superhéroe que en la filmación original estaba rodeado de arneses. Es decir que su principal tarea detrás de la computadora es corregir errores para que el resultado final en la gran pantalla sea impecable.
Aunque su nombre salga después de varios minutos de la larga lista de los créditos cuando termina la película, este apasionado artista digital disfruta como nadie de un oficio que insume largas horas de trabajo examinando detalles milimétricos, clonando pixeles y borrando imperfecciones.
Eddie Soria nació en Estados Unidos pero se crió en Mar del Plata desde que tenía 2 años. Es egresado del Colegio Don Orione y cuenta con el gran honor de haber sido escolta de la antorcha en la ceremonia de apertura de los Juegos Deportivos Panamericanos de Mar del Plata 95 por su condición de subcampeón argentino de Atletismo.
Aunque vivió en Estados Unidos y, más tarde, optó por instalarse en Oceanía por razones laborales, se ocupa en destacar que siempre añora volver a la Argentina. Cultor del perfil bajo, se sonroja cuando le endilgan el pomposo mote de “ganador del Oscar” y prefiere decir que es apenas un eslabón de un gran grupo de trabajo.
Desde Nueva Zelanda, Eddie Soria habló con la periodista Florencia Cordero en el programa radial Un Lugar en el Mundo que se emite por Radio Brisas de Mar del Plata para contar su historia de inmigrante que se abrió camino en la parte más “invisible” de la industria del cine.