Redacción – Un proyecto de Mercedes Morro que cuando más es necesario quedó en la vía muerta de las resoluciones que se aprueban y jamás se implementan.
En los últimos años ha adquirido relevancia la educación emocional. Si bien todavía gran parte de las instituciones dedicadas a la formación docente no la incluye en sus planes de estudio, hay un creciente interés por conocer el tema y comenzar a considerarlo como parte importante de la labor educativa.
Cada día la educación, en sus distintos niveles y ámbitos, constata la necesidad de que la educación emocional se instaure como parte del currículo escolar y aporte sus múltiples beneficios a la formación de las futuras generaciones y del profesorado que las acompañe en su proceso formativo. Incluso la podríamos señalar como un saber necesario de adquirir por las familias, para que sus hijos e hijas la reciban desde que nazcan y durante toda su vida.
Bisquerra y Pérez dos docentes e investigadores de la Universidad de Barcelona supieron definirla en 2012 con claridad y en forma tal que todos puedan entender su importancia: «educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano, con objeto de capacitarle para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social».
Mercedes Morro
Entendiendo llegado el momento de avanzar en esta cuestión -un camino para modernizar la enseñanza y adecuarla a la realidad de los tiempos que corren fue en 2020 la concejal Mercedes Morro quien presentó un proyecto de ordenanza para solicitar a Guillermo Montenegro su implementación como estrategia educativa post-pandemia en las escuelas del sistema educativo municipal y en sus niveles inicial, primario y secundario, así como en los programas de estudio de los Institutos Superiores de Formación Docente Municipales.
Los objetivos planteados por la edil se sintetizan en:
-Crear espacios propicios post-pandemia para llevar a cabo el proceso de enseñanza/aprendizaje.
-Desarrollar habilidades emocionales y sociales en docentes y alumnos.
-Desarrollar la capacidad de controlar el estrés, la ansiedad y los estados depresivos post pandemia y prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas.
-Desarrollar la habilidad de generar emociones positivas y de controlarlas de modo que se incremente la conciencia de los factores que inducen al bienestar subjetivo.
-Desarrollar la tolerancia a la frustración.
-Establecer vínculos saludables que propicien una mejora en el clima áulico, disminuyendo así el nivel de estrés y agresividad.
-Identificar las emociones en el momento en que emergen y percibir como influyen en nuestro actuar.
-Los niños aprendan a valorarse a sí mismos, a creer en sus posibilidades, sentirse capaces y superar las adversidades.
-Valorar la diversidad y ver las oportunidades que nos brindan otras visiones.
-Adaptarse a los cambios y resolver conflictos de manera asertiva.
-Desarrollar una actitud positiva ante la vida y potenciar la capacidad para ser feliz.
Se propone también la constitución de una mesa de trabajo con el objeto de diagramar la capacitación docente y estrategias multidisciplinarias que implique la misma.
Para esta presentación Mercedes Morro tuvo en cuenta “la situación en el contexto de pandemia y sus efectos socio-emocionales en niños, adolescentes y adultos, como en sus dinámicas familiares e interpersonales», además de “el estrés emocional producido por el aislamiento social, preventivo y obligatorio tiene una gran incidencia en nuestra salud física y emocional, principalmente en la de nuestros alumnos. Teniendo en cuenta la ansiedad emocional producida por la inseguridad laboral, las dificultades financieras, las condiciones de vida y los cambios de dinámica familiar producida por la pandemia”.
Afirma luego que “actuales investigaciones corroboran que el éxito obtenido en la vida de las personas es debido a un 70-80 % de las habilidades emocionales. Diariamente, vemos una realidad donde niños, adolescentes y jóvenes, adoptan conductas que atentan contra la integridad y salud de los mismos, como son la depresión, ansiedad, estrés, desórdenes alimenticios, altos índices de suicidios, violencia, delincuencia, entre otros” para concluir que “la educación emocional, le permite al alumno identificar sus emociones, desde temprana edad, poder expresarlas y gestionarlas de manera adecuada frente a las vicisitudes de la vida”.
“La educación emocional no es una estrategia terapéutica, es una estrategia educativa que busca mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a partir del desarrollo de las habilidades emocionales, las cuales son consideradas competencias básicas para la vida. Considerando que somos seres emocionales no puede existir aprendizaje sino estamos equilibrados”, recuerda la concejal en su proyecto.
Y cita que que “la Ley de Protección Integral de los Derechos de las niñas, niños y adolescentes ley 26.061, en su artículo 15. Establece el derecho a la educación. Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la educación pública y gratuita, atendiendo a su desarrollo integral, su preparación para el ejercicio de la ciudadanía, su formación para la convivencia democrática y el trabajo, respetando su identidad cultural y lengua de origen, su libertad de creación y el desarrollo máximo de sus competencias individuales; fortaleciendo los valores de solidaridad, respeto por los derechos humanos, tolerancia, identidad cultural y conservación del ambiente”.
“Los organismos del estado, la familia y la sociedad deben asegurarles el pleno desarrollo de su personalidad hasta el máximo de sus potencialidades, así como el goce de una vida plena y digna”, finaliza Morro.
Un proyecto importante, fundamental de cara al enriquecimiento de la educación de los niños y niñas de General Pueyrredón y que fue aprobado como Resolución por el HCD sin que desde entonces se haya implementado una sola de las propuestas en él contenidas.
Las últimas horas, con su dramática carga de noticias vinculadas al explosivo consumo de drogas que afecta a toda la sociedad pero muy especialmente a niños y adolescentes, deberían ser llamador suficiente para que las autoridades -en este caso locales- comenzaran a poner en práctica aquella propuesta de Morro que va al corazón mismo del problema que hoy nos convoca: la educación emocional de nuestros hijos y la mejor manera de brindarles desde la escuela las armas necesarias para enfrentar una vida que día a día encuentra un contexto mayor de frustraciones, miedos y fracasos.
Porque a los efectos de la post pandemia hay que sumarles estas viejas lacras de una sociedad en constante pérdida de valores, en la que el problema de las adicciones se ha convertido desde hace más de tres décadas en uno de los males más extendidos y con mayor necesidad de ser encarado urgentemente y en profundidad.
Y una vez que una representante del pueblo de Mar del Plata se aboca a hacerlo…sería bueno que el conjunto de los ediles y funcionarios pusiesen manos a la obra.