Educación: un aporte de lucidez que lleva un cuarto de siglo

RedacciónRoberto Stimler, un docente marplatense que hace décadas advertía lo que iba a ocurrir si no se ponía el foco en la educación básica. Un diagnóstico que hoy adquiere gravedad y actualidad.

 

Roberto Stimler es un docente marplatense de larga trayectoria que además se mostró siempre como un vector participativo de la comunidad que, a su extenso currículum en el área educativa, sus trabajos académicos, charlas, conferencias y artículos, le agrega se uno de los mentores y  creadores de la Feria de la Colectividades.

Inquieto. estudioso, arrasado por su vocación pedagógica, hizo de sus propuestas educativas un llamado constante a la reforma de un sistema que ya hace muchas décadas mostraba signos de agotamiento.

Hoy, en pleno debate acerca de la necesidad de incorporar la educación como el motor principal de una sociedad embrutecida, y empujada a la decadencia -y cuando además la decisión de fomentar la promoción automática de alumnos que no han cumplido los estándares mínimos exigibles- rescatar un texto de Stimler de hace un cuarto de siglo sirve, más allá de las coincidencias conceptuales, para sacar dos conclusiones: nada se ha hecho y no fue porque entonces no hubiese quien lo advirtiera y señalara el camino.

Esto nos decía entonces y tal vez deberíamos escuchar ahora:

CONCRETEMOS LA MEJORA DE LA EDUCACIÓN BÁSICA

Todos sabemos que es imperioso mejorar la educación, sobre todo en los niveles iniciales. Lo saben los padres de los alumnos, lo saben los políticos, lo saben inclusive quienes trabajan de docentes en cada una de las escuelas primarias. Uno escucha que hay referencias al tema, si bien un poco relegadas respecto de otros que aquejan a la sociedad en estos días, pero difícilmente se hable de lo concreto que hay que realizar para movilizar el sistema hacia un cambio beneficioso para todos los actores sociales involucrados en la educación.

Obsérvese lo que me tocara publicar hace más de 25 años.

“Mucho se habló en los últimos años, y sobre todo en los últimos meses, de la necesidad de generar una verdadera reforma educativa en la Argentina que contemple los requerimientos de una sociedad sacudida por la dinámica de sus conflictos y contradicciones, las innovaciones tecnológicas, las demandas empresariales locales y mundiales, la realidad de la revolución informática, las consecuencias de las últimas crisis socio – económicas, etc. Pero, a pesar de que las deficiencias del actual sistema educativo son un tema cotidiano en los medios de difusión, existe un punto particular que, generalmente, no se menciona.”

“Los representantes sindicales y los actores principales del quehacer educativo, docentes y directivos de todos los niveles, constantemente manifestamos públicamente nuestra preocupación por el insuficiente presupuesto destinado a la educación pública. Reclamamos por mejores salarios, por instalaciones, equipamiento y tecnología adecuados a una enseñanza digna (en cuanto a la cantidad de establecimientos, la funcionalidad, la higiene, la seguridad, la estética, etc.). Y está bien que reclamemos. Es justo.”

“ Por otro lado, la Universidad revela la cruda verdad sobre la insuficiente e inadecuada formación de los flamantes egresados del polimodal carentes de los conocimientos mínimos para continuar sus estudios o para insertarse de forma eficiente en un mercado laboral que requiere saberes, aptitudes y actitudes que hoy en día no brinda la educación pública. La gente alarmada, pero aún inconsciente de su potencial poder político, formula tibiamente su preocupación por el pobre nivel educativo que sus hijos adquieren en las escuelas, a todas luces inferior al que ellos mismos recibieron hace décadas. Aunque muchas veces buena parte de esta gente tiene la curiosa actitud de exigir consideraciones inmerecidas para sus hijos aun cuando ellos no han realizado el suficiente esfuerzo por aprender. Signo elocuente de una sociedad en crisis, con confusiones y desconfianzas (…).”

“ Los niños portan la innata curiosidad y el deseo de conocer el mundo que los rodea cualquiera sea su realidad o su procedencia social. Requieren de una adecuada orientación a sus preguntas e inquietudes. Necesitan docentes bien formados y seguros de sus conocimientos, capaces de proveer estímulos adecuados para la observación, la reflexión y la promoción del pensamiento crítico. Deberíamos brindarles la oportunidad de acceder a tutores y guías del aprendizaje, que promuevan la adquisición de conocimientos y el desarrollo de estrategias y herramientas necesarias para su transformación en hombres con conocimientos sólidos, respetuosos del orden, las obligaciones y las leyes, predispuestos al esfuerzo en pos de nobles objetivos, personales y sociales.”

“ De acuerdo a nuestras percepciones y experiencias, la mayor parte de los docentes egresados de los Institutos de Formación Docente (al menos en la Provincia de Buenos Aires) parecen no disponer de los conocimientos – técnicos, pedagógicos y específicos – mínimos e indispensables para desarrollar su tarea en forma eficiente, prácticamente en todas las áreas. Esta apreciación cobra una dimensión aun mayor cuando nos referimos a la formación de los docentes en ciencias básicas. El nivel de conocimientos que adquieren es tan pobre y tan precario que enseñar resulta una tarea imposible. No se les proporciona información y capacitación suficiente para realizar su tarea en forma eficiente.”

“¿Por qué esta deficiente preparación de maestros? ¿Qué es lo que falla?”

“En primer lugar, creemos que el solo hecho de que los docentes se formen fuera de las universidades es un claro indicador del descuido del Estado y la sociedad en su conjunto por la calidad de la formación de los docentes. ¿Por qué la universidad forma a los profesionales en todas las áreas menos a los docentes? ¿Será que ser docente es una profesión tan sencilla que no requiere una preparación del más alto nivel? ¿Por qué nuestra sociedad no quiere que los docentes sean profesionales formados con el mayor rigor académico posible?”

“En segundo lugar, representa un grueso error estructural suponer que el egresado del nivel medio actual, alumno del magisterio, domina los temas que más tarde deberá enseñar. Pareciera que lo único que recibe el futuro maestro son resúmenes de dudosa calidad sobre teorías de técnicas pedagógicas, que frecuentemente no consigue comprender y menos aún aplicarlas a los contenidos que, si bien desconoce, debiera enseñar.”

“Existe una fuerte demanda por las carreras de magisterio, no solamente por jóvenes de 18 años recientemente egresados del Polimodal, sino por personas de más de treinta años, generalmente mujeres, muchas de las cuales son madres de más de un hijo. ¿Por qué existe tanta demanda de esta carrera? Porque con relativamente poco esfuerzo se puede acceder a un título terciario, el que, por otra parte, promete cierta salida laboral. (…). Creemos que esto es responsabilidad de un sistema totalmente obsoleto e ineficiente para formar docentes de alto nivel académico, y de las personas que, a pesar de que conocen estas limitaciones no hacen absolutamente nada por modificarlo. La formación de los maestros, la capacitación que deben recibir tanto en herramientas como en contenidos, es una pieza clave en el futuro de la educación. El que no sabe no puede enseñar.”

CONCLUSIONES DE HOY:

¡Pasaron más de 25 años de estas observaciones!! Hoy todo es peor que entonces. Sobre todo porque se ha menospreciado la formación de una generación entera de docentes y alumnos. Y porque no hay perspectivas de mejoras.

¿Qué nos pasa? Escuchamos a excelentes educadores sobre la necesidad de estar atentos a las demandas de los alumnos, atender sus curiosidades, actuar como profesionales pero entregando el corazón y mucho amor… Todo esto es válido pero apela a la buena voluntad de los maestros que, en su mayoría, la tienen. Pero es insuficiente.

Mi propuesta es clara:

Nuestra sociedad debe invertir todo el dinero necesario para preparar a los maestros con el mejor nivel. Y cuanto antes. Las personas que elijan las carreras del magisterio deben formarse en las universidades, con fuerte exigencia para el ingreso (véase el caso de Ecuador), rigurosos exámenes durante sus estudios y periódicos cursos y exámenes de actualización luego de egresados. Es decir, los maestros conservarán sus cualidades humanas pero deberán consolidar y ampliar sus conocimientos en lengua, matemática, física, inglés, biología, química, cuerpo humano, instituciones democráticas, organización de huertas, comportamiento social ético,…

Serán becados mientras estudian y cumplen con los tiempos de formación. Y una vez egresados y puestos en funciones deberán tener los mejores sueldos para desempeñarse con más libertad y recuperar el prestigio que alguna vez nuestros educadores tuvieron.

Hay que invertir mucho dinero. Y, sí. Pero lo recuperamos a mediano plazo, con creces, con toda seguridad.

 

Roberto Stimler

. Ingeniero en Telecomunicaciones
. Docente Asociado de Física con dedicación exclusiva durante 33 años en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
. Creador y director del Taller de Física de la Facultad de Ingeniería.
. Organizador de cursos en la Facultad a alumnos del Instituto de Formación Docente. Y profesor en los mismos.
. Realizador de convenios entre la Facultad y las escuelas secundarias privadas por los cuales daba clases en sus instalaciones a sus alumnos y profesores llevando equipamiento de bajo costo.
. Secretario local de la Asociación de Profesores de Física de la Argentina (APFA).
. Secretario y coorganizador de la REF X en 1997.
. Organizador de las Olimpíadas Marplatenses de Física.
. Autor de los libros «Física I – Teoría, experiencias y 161 ejercicios resueltos» y «Con mucho sentimiento… y algo de razón».
. Autor de apuntes de ciencias naturales a alumnos del Instituto de Formación Docente.
. Compilador de los libros «Física – Misterio y Realidad I» y «F. – Misterio y Realidad II».
. Organizador de charlas de divulgación científica desde el año 2004 hasta el presente.
. Consejero Académico en la Facultad de Ingeniería de la UNMdP.
. Asambleísta por el claustro docente de la Facultad de Ingeniería de la UNMdP.