Serbia, la última barrera para Estados Unidos. La selección americana, que ha ganado todos sus encuentros por más de 23 puntos, tiene en Djordjevic y Teodosic sus amenazas en la final de esta noche
La final soñada, el España-Estados Unidos para el que parecía diseñado el Mundial, murió con las aspiraciones del equipo anfitrión, pero el cetro del baloncesto internacional está en juego esta noche en Madrid . Serbia, el último rival de Estados Unidos en su conquista del oro, tiene un objetivo casi imposible: romper la racha de 62 victorias seguidas que lleva el equipo de Krzyzewski, para conquistar el campeonato.
De momento, la estancia americana en España ha sido un paseo. La menor diferencia por la que ha ganado Estados Unidos durante el torneo fueron los 21 puntos por los que superaron a Turquía en la primera fase, hace dos lejanas semanas. Los dos últimos choques, los cruces ante Eslovenia y Lituania, los resolvieron con dos demoledoras segundas partes, con grandes aportaciones de Klay Thompson y Kenneth Faried, dos hombres que están yendo a más para el equipo americano en el torneo.
Es difícil resaltar, sin embargo, a unos jugadores de Estados Unidos sobre otros. El bloque americano se presentó al Mundial sin megaestrellas, después de que James y Durant renunciasen, y de momento se ha cumplido el mejor escenario posible: un equipo coral que no depende de un solo jugador, sino que va coleccionando pinceladas: un rato brilla Harden, otro Irving, otro Davis y otro Curry. Se pueden permitir partidos malos porque, hasta ahora, nadie les ha exigido su tope, ni algo remotamente cercano.
Hoy tendrán la prueba más dura ante una selección de Serbia en trance en estos cruces, en los que, liderados por un Teodosic descomunal –Djordjevic, el seleccionador balcánico, dijo ayer que era el mejor jugador del torneo–, han ofrecido su mejor baloncesto.
Para el equipo serbio será vital sobrevivir al ritmo americano. El nivel físico de EE.UU. somete a sus rivales, obligados a jugar ante una intensidad a la que no están acostumbrados. Serbia tuvo fases en las que lo pasó mal por esta misma razón en la semifinal ante Francia, con lo que el manejo de balón de Teodosic y los exteriores balcánicos, junto a su toma de decisiones, será muy importante.
También la aportación de los interiores, Raduljica y Krstic, y del comodín, Nemanja Bjelica. El exjugador del Laboral Kutxa está cuajando un Mundial notable jugando de ala-pívot. Esta noche tendrá que bailar con Anthony Davis, Faried y el resto de jugadores que EE.UU. tiene en su posición. Un reto difícil para él –su agilidad, habitual arma ante otros equipos, está contrarrestada por la de los americanos–, tanto como para todo su equipo. Serbia, que ya ha vuelto al puesto que una vez ocupó solo con meterse en la final, ahora busca el más difícil todavía en el partido cumbre de la misión americana.