Julián Roura pintó un impactante mural en pleno corazón del barrio de Mataderos de nuestra ciudad y de esa forma juntó dos amores del lugar: el Diego de la gente y el club Alvarado.
«Cuando iba para casa pensaba qué podía hacer para recordarlo mejor. Lo quería hacer joven y busqué su imagen de chico. Con ella impresa nos fuimos para el club y en dos horas ya lo tenía terminado» dice el conocido muralista quien para la ocasión contó con la asistencia de Tribu Mutante.
Y en la misma esquina del Torito dejaron asentada la imagen de un Diego infantil, aquel de los tiempos en los que su sueño -que parecía para él inalcanzable- era jugar en la Selección y ser campeón mundial.
Solo algo de todo lo que llegaría a conseguir…