El Ejecutivo municipal pretende un aumento de tasas que en promedio llega al 41%, mientras en la provincia el promedio es del 18%. ¿Y el ahorro del gasto público?, ¿para cuándo?.
Aquellas promesas de campaña que Carlos Arroyo hiciese acerca de bajar las tasas municipales y/o en todo caso no aumentarlas, pasó rápidamente a ser otra de las tantas irresponsabilidades de un gobierno improvisado, sin base ni sustento acerca de la realidad que lo circundaba y, ahora, pretencioso de meter la mano en el bolsillo de los marplatenses mucho más allá de lo que indica la peor de las expectativas inflacionarias en el país.
Propone un aumento de tasas superior al 40% perteneciendo a una misma fuerza política que en la Provincia dispuso aumentar los impuestos en un 18%. Una vez más el jefe comunal hace todo lo contrario a lo que en La Plata resuelve, con cuidado y prudencia, la administración de María Eugenia Vidal.
El año pasado desde el gobierno comunal dijeron que la tasa iba a aumentar un 30% y al final hubo incrementos de más de un 200%.
Pero como si tanta mentira fuese poco, el aumento propuesto se hará sobre una valuación fiscal superior a la tomada como referencia en ese último período, lo que naturalmente elevará el costo real de la tasa.
Para ello se modificaron los valores de la fórmula de la TSU y se decidió adoptar las valuaciones fiscales del año 2016, contra las del 2014 que fueron las utilizadas por el ex Secretario de Hacienda José Cano para fijar el último reajuste.
Y mientras estas cosas surgen a la luz, los contribuyentes siguen esperando que desde el municipio haya una sola señal que indique que se ha iniciado (o se está por iniciar) un plan de ajuste de gastos que permita achicar la ya insostenible presión sobre sus bolsillos.
Pero de eso, por supuesto, el poder ni siquiera habla y prefiere poner el carro adelante de los caballos: pague más y quéjese menos.