Uno de los partidos más esperados del año por su historia en la Liga Nacional de Básquet fue suspendido debido a graves incidentes entre las parcialidades.
El amistoso de pretemporada, que siempre genera una gran expectativa y atrae a miles de aficionados, terminó abruptamente cuando estallaron disturbios entre los hinchas de ambos equipos.
A falta de menos de 3 minutos para el final, ganaba Quilmes 63-48 con cierta comodidad pero hubo un desborde en una de las tribunas y algunos hinchas empezaron a entremezclarse para enfrentarse con sus rivales para pelear cuerpo a cuerpo.
La seguridad del estadio intentó intervenir, pero la cantidad de personas involucradas y la intensidad de los disturbios hicieron que la situación se saliera de control rápidamente. Jugadores y cuerpo técnico de ambos equipos miraban con preocupación desde la cancha, mientras los incidentes se intensificaban.
Ante la gravedad de los hechos, los árbitros del partido decidieron suspender el encuentro por razones de seguridad.
El clásico entre Peñarol y Quilmes debería haber sido una fiesta del deporte, pero lamentablemente, los incidentes en las tribunas empañaron el espectáculo y recordaron la necesidad de seguir trabajando para que el básquet, y todos los deportes, se vivan en un clima de paz y respeto.
El técnico de Quilmes, Ezequiel Santiago Medina, visiblemente afectado por lo sucedido, habló en la transmisión de TyC Sports tras la suspensión del partido: «Es una lástima porque era una fiesta, es increíble que en un partido no oficial se viva esto. Terminar así no tiene sentido, no lo comparto. Nos arruinó el final, porque creo que se iba a dar una muy buena victoria. Quedaba poco, estábamos 15 puntos arriba. Valoro el esfuerzo de los chicos, pero nos vamos fastidiosos por el cierre, no merecíamos terminar así».
