El debate del presupuesto y la fuerza de «los cuatro fantásticos»

Las posturas mayoritarias fueron de manual: el oficialismo apoyó y el principal bloque opositor rechazo. Y una vez más la abstención de Acción Marplatense favoreció el avance del expediente.

El presupuesto es, en todos los casos, la más importante de las herramientas con las que cuenta un gobernante para definir que es lo que va a hacer y como va a hacerlo. Y aunque habría que revisar el fondo de la historia para encontrar un solo caso en el que la ley o la ordenanza que lo respalda haya sido cumplida -y posiblemente no lo encontraríamos- lograr su aprobación es siempre una necesidad operativa, para evitar tener que gobernar con el del último ejercicio, y también una muestra de fortaleza política.

Aunque no sean pocos los que sostienen con responsabilidad cívica el viejo axioma que sostiene que a nadie se le niega el presupuesto y que en todo caso los cuerpos deliberativos están para controlar su cumplimiento y posteriormente aprobar o rechazar la rendición de cuentas que el gobierno de turno presente. Una forma, a nuestro juicio sabia y responsable, de sostener la gobernabilidad.

Pero en la paupérrima democracia argentina -más un torpe remedo que una realidad- nada de esto es posible: los oficialistas defenderán hasta lo indefendible y los opositores criticarán hasta aquello que a todas luces sea necesario y fundamentado. Es el ADN de nuestra dirigencia; ni re escucho como opositor ni te dejo trabajar como gobernante.

Claro que en Mar del Plata existe una realidad política diferente que pone en cabeza de un sector minoritario de la oposición el fiel de la balanza. Porque entre Acción Marplatense, Tercera Posición y la Agrupación Atlántica suman cuatro votos que pueden llevar cualquier discusión para un lado o para el otro…y así pasó esta vez.

La concejal Mercedes Morro (3P) le otorgó al oficialismo el acompañamiento que necesitaba para avanzar con el proyecto hacia la sesión preparatoria que se llevará adelante este mismo jueves y eso permitió a las huestes de Gustavo Pulti abstenerse y no interferir en la marcha del expediente sin tener que aprobarlo.

Una votación que de reiterarse en el recinto terminará por dar vía libre al presupuesto y en lo que queda del año legislativo condenará al Frente de Todos a una posición de pirotecnia dialéctica que no alcanzará para trabar el accionar del gobierno de Guillermo Montenegro, ya que para lograrlo tendrá que contar con la ayuda directa del gobierno provincial y quedar en un segundo plano estratégico que va a tener mucho peso al momento de discutir las listas electorales.

Tanto que ni siquiera un eventual pase de Nicolás Lauría a sus filas, siguiendo los pasos de su partido a nivel nacional y que en el kirchnerismo se da por sentado, sería suficiente para cambiar el perfil de las votaciones: siempre el grupo de los cuatro sería el que llevase la batuta.

Habrá que seguir muy de cerca que consecuencias tienen estos posicionamientos a medida en que se acerque el tiempo electoral y el fuego cruzado comience a tomar intensidad. Porque Gustavo Pulti mantiene intactas sus aspiraciones y sabe que para lograrlas debe recuperar el voto de los sectores del peronismo que hoy aparecen cooptados por Raverta, Mercedes Morro deberá definir si quiere renovar la banca al tiempo que tendrá que revalidar la conducción de su gremio en circunstancias especialmente difíciles para los gastronómicos y Mauricio Loria, el último mohicano del «arroyismo» en el Concejo, tiene que decidir si sigue en la arena política y que ofertas puede llegar a escuchar, sabiendo que las mismas pueden llegar a cambio de su voto en el recinto y no de la posibilidad real de acercar apoyos electorales desde un fuerza que prácticamente desapareció en 2018.

Demasiados caminos alternativos como para asegurar que todos lleven al mismo destino. Aunque por ahora «los cuatro fantásticos» jueguen de memoria…