Como un recordatorio del fracaso de un modelo que se quedó en palabras, los índices de desempleo y su proyección para el resto del año anuncian un tiempo de conflicto permanente.
Como cada vez que se conocen los índices nacionales, Mar del Pata sigue siendo uno de los conglomerados más afectados por el índice de desempleo.
El tiempo del auge de la construcción no lo pudo resolver, las obra pública no fue panacea y el verano parece no haber tenido incidencia alguna frente al flagelo. Por el contrario la ciudad parece sumergida en una pesadilla de falta de trabajo que se mantiene constante en cualquier circunstancia y a través del tiempo.
José Rigane, Secretario general de Luz y Fuerza local, decía en las últimas horas que «Mar del Plata sigue siendo una de las ciudades con mayor nivel de desocupación y subocupación, lo que configura una auténtica crisis, porque si bien es una cifra del último trimestre del año pasado, estamos hablando de una situación que podrá mejorar provisoriamente durante el verano pero que se va a profundizar de manera negativa durante el invierno», explicó Rigane.
Sostuvo que el problema fundamental de Mar del Plata es que «no hay desarrollo industrial» y eso no permite avisorar a futuro una gran incorporación de mano de obra. «Esto demuestra que quienes gobiernan no están apostando a un desarrollo genuino de la ciudad y tampoco tienen perspectiva de generar trabajo digno, que resuelva las necesidades esenciales de cualquier marplatense».
Desde el gobierno municipal la respuesta trató de mostrar la mitad llena del vaso, aunque sin demasiada convicción.
El secretario de Desarrollo Productivo, Mariano Pérez Rojas, leyó la estadística de la manera que más le conviene al oficialismo. «Comparando el desempleo del último trimestre de 2013 con el mismo período de 2014, hubo una mejoría del 0,8 por ciento», dijo. Es verdad: en la última parte de 2013 el porcentaje era del 11,7 por ciento. «Esto significa en primera instancia que no se destruye empleo», interpretó el funcionario.
Claro que ese no es el único dato que emite el Indec. Por caso, del mismo informe se desprende que la tasa de empleo se retrotrajo de 41,8 a 39,7 por ciento, y la de actividad, de 47,4 a 44,6 por ciento.
El gobierno local atribuyó el alto índice de desocupación al factor estacional. «Para General Pueyrredon este período, último trimestre de cada año, es el de mayor presión en la búsqueda laboral, ya que se suman a la demanda habitual estudiantes que trabajan en temporada, los que buscan empleo transitorio y todos aquellos que ven en Mar del Plata una alternativa y se trasladan desde otros puntos del país en busca de trabajo de temporada», apuntó Pérez Rojas.
En otras palabras: en la medida en que más personas salen a buscar trabajo, más crece del desempleo. De ahí que haya dado un salto (de 6,4 a 7,9 por ciento) la tasa de subocupación demandante. Una visión al menos rebuscada de la realidad.
El año que comienza a transitar será,como todo año electoral, de creciente tensión social y de demandas permanentes. Pero a nadie escapa que los datos presentes auguran un invierno muy duro, con una economía en franca retracción y una situación que servirá de disparador de conflictos de todo tipo que no hacen prever un tiempo de tranquilidad.
Tal vez sería tiempo que Mar del Plata comenzase a buscar un modelo de desarrollo permanente y sustentable que, aún aceptando los cambios estacionales, la ponga a resguardo de soluciones siempre coyunturales, lecturas caprichosas y soluciones que no llegan.
Porque más allá de cualquier discusión, hace mucho que somos el ejemplo de lo que no debe hacerse si lo que buscamos es la promoción del trabajo, la dignidad y el hombre mismo.