El HCD desconoce derechos al negar la constitución de un bloque

Por Adrián FreijoLa concejal Mercedes Morro (3P) solicitó reiteradamente que se le permitiese formar bloque unipersonal tras abandonar Un País. Sin argumento alguno se le niega ese derecho.

El Bloque «Un País», que accedió al HCD en las elecciones parlamentarias de 2017, estaba integrado por dos representantes que respondían a la alianza de dos fuerzas políticas diferentes.

Ariel Ciano, representante del Frente Renovador que a nivel nacional conduce Sergio Massa y la reconocida dirigente sindical Mercedes Morro en nombre del partido Tercera Posición presidido por la diputada nacional Graciela Camaño.

El posterior distanciamiento de los dos referentes nacionales tuvo sus consecuencias en Mar del Plata y, antes del comicio de 2019 en que el FR se integró al Frente de Todos y 3P resolvió apoyar la candidatura de Roberto Lavagna, se decidió la separación de la alianza «Un País» y la constitución de bloque separados. Y es en ese momento en el que comienza una cuestión de interpretación legal que persiste hasta la actualidad y pone al menos en duda la intencionalidad de los bloques mayoritarios del HCD.

Porque en forma inmediata se le otorgó a Ciano la posibilidad de conformar su propio bloque, integrarse a la Comisión de Labor Deliberativa que define las cuestiones a tratar en el recinto y contar con todas las prerrogativas, políticas y económicas, que su  condición de presidente del mismo le representan. Paralelamente ese derecho le fue negado a Morro, pese a que la condición de ambos era idéntica: representantes de dos partidos legalmente reconocidos que, habiendo integrado una alianza electoral, resuelven separarse y continuar cada uno por su lado.

Distinto hubiese sido si la concejal fuese también parte del Frente Renovador y hubiese decidido abandonar el bloque. Se repetiría lo ocurrido hace pocos años con Santiago Bonifatti quien, siendo parte del bloque de Acción Marplatense, se apartó de él para constituir también una representación unipersonal. Pero sin un partido político que lo respaldase y que hubiese llegado al Concejo por el voto popular.

Como resultado de ello el actual Secretario de Gobierno fue reconocido en su condición de edil pero no pudo integrar ni la Comisión de Labor Deliberativa ni ninguna comisión del cuerpo, ya que estas reconocen la representatividad de las fuerzas políticas que lo componen.

No es el caso de Morro: su fuerza política Tercera Posición llegó como integrante de la alianza «Un País» a la banca, integra cuatro comisiones y tiene el respaldo de la ley y la costumbre para exigir ser reconocida como bloque.

Después de la reforma constitucional provincial de 1994, en la que se consagró la competencia de los partidos políticos como único medio para presentar candidaturas y acceder a los cargos públicos electivos, hubo un claro pronunciamiento en contra de la posibilidad de presentar candidaturas independientes por fuera de los partidos legalmente reconocidos. Y desde entonces se ha negado sistemáticamente la posibilidad de que un legislador que abandona la representación de su partido pueda ser reconocido como un bloque unipersonal en igualdad de derechos con el resto.

Existen antecedentes locales en los que ediles representantes de fuerzas políticas que integraban alianzas resolvieron separarse y formaron bloques que fueron reconocidos como tales por el cuerpo.

Daniel Sosa se apartó en su momento del Frente Justicialista y se le autorizó por unanimidad del cuerpo constituir su propio bloque con todos los derechos emergentes. De hecho el entonces concejal Oscar Pagni (UCR)  sostuvo que «nosotros siempre hemos entendido que cabe la autorización para separarse del bloque, cuando el bloque del cual uno pretende alejarse está conformado por un frente electoral«. La misma situación que hoy rodea a Morro y en la que el radicalismo parece haber variado aquella convicción principista.

Cuando el concejal Juan Carlos Mantero, padre de la actual edil Paula Mantero de Acción Marplatense, abandonó el bloque peronista -que integraba como representante de la Democracia Cristiana también fue política del cuerpo, por el voto unánime de sus integrantes, permitirle la constitución de su bloque.

O cuando se dividió la bancada socialista -tras la ruptura de la alianza entre el PSD y el PSP- creándose dos bloque diferentes ya que por tradición el Concejo vota por unanimidad siempre y cuando que haya consentimiento del bloque del cual se desprende el o los concejales y siempre y cuando quien se desprende tenga una identidad partidaria obviamente anterior al acto eleccionario y además cuando constituya un frente.

En el caso de Eduardo Benedetti (MID) desprendido del bloque de Acción Marplatense y creador del  Bloque de Reagrupamiento del Pueblo Marplatense, no solo consiguió la autorización unánime del HCD sino que con anterioridad a la sesión en la que se votó la misma ya integraba la Comisión de Labor Deliberativa en forma plena, por invitación de las demás fuerzas del cuerpo y la autorización del bloque que estaba abandonando.

Y si esa autorización fuese legalmente obligatoria -lo que ciertamente no admite análisis alguno y tan solo refiere a una costumbre de convivencia parlamentaria que no podría sostenerse en un estrado judicial- todo estaría indicando que quien se niega al reconocimiento de los derechos de Morro no es otro que quien fuera su compañero en la trunca alianza el concejal Ariel Ciano.

Los antecedentes citados -y muchos otros que omitimos en homenaje al espacio- muestran que tanto el radicalismo, como el peronismo y Acción Marplatense han mantenido una posición histórica en la cuestión planteada y por lo tanto nada indica que el diferendo actual deba moverlos a cambiarla.

Y la negativa de Ciano, que de basarse en alguna cuestión seria y de fondo debería ser explicitada ante la opinión pública, no puede ser argumento suficiente para condicionar la vida institucional de General Pueyrredón.

Y mucho menos para cercenar los derechos de una representante elegida por el pueblo del distrito.