Por Adrián Freijo – Guillermo Brown es considerado un héroe de la patria. Pero…¿se mide en toda su magnitud la importancia que su acción tuvo en la independencia nacional?. Ciertamente, no.
José de San Martín es el héroe máximo de la argentinidad, lugar ganado por méritos propios. Militares y morales. Sin el Padre de la Patria hubiese sido imposible lograr la emancipación de las Repúblicas Unidas del Río de La Plata y mucho menos el nacimiento de un país que luego, en su ausencia, no dejó de enfrentarse en luchas intestinas sin razón alguna y que siguen hasta nuestros días.
Pero de su brillante mirada estratégica también surgió la necesidad de frenar al ejército español que venía desde el norte, para permitir que sesionara en Tucumán el congreso que debía declarar esa independencia al costo que fuese. Y así se formó un ejército, desorganizado y mal provisto desde Buenos Aires, que al mando de Manuel Belgrano hizo lo que pudo y que, pese a los triunfos de Tucumán y Salta y la gloria del Éxodo Jujeño, poco pudo hacer para detener a lo mejor de la tropa realista que había sido enviada desde Cuba para abortar las ansias libertarias de esos gauchos rotosos.
¿Porqué no lo lograron?. Porque allá en Salta un tal Martín Miguel de Güemes se organizó con sus Infernales y en seis ocasiones rechazó el avance español, con el mismo sistema de guerra de guerrillas que en el Alto Perú Juana Azurduy y su esposo Manuel Ascencio Padilla habían utilizado para debilitar al invasor.
Es Güemes, por capacidad estratégica y también moral otro argentino que debería ocupar el podio de nuestros héroes nacionales. Sabiendo que moría rechazó la oferta española de asistencia médica a cambio de rendición incondicional y ordenó sitiar Salta hasta la retirada de los godos. Esa orden fue cumplida por su segundo al mando, el Coronel Jorge Enrique Vidt, quien recuperó la ciudad y obligó a los españoles a salir en forma definitiva de la zona, consolidando así la conformación de lo que hoy es la frontera Norte de nuestro país.
Y el tercero es el hombre del que hoy se cumple un nuevo aniversario de su nacimiento, un 22 de junio de 1777, Foxford, Irlanda.
En los días fundacionales de nuestra libertad Guillermo Brown creó de la nada una escuadra y logró llevarla al combate. Se enfrentó en la acción de Martín García con un avezado marino español, el capitán de navío Jacinto de Romarate, al que logra separar de Montevideo mediante un desembarco en la isla de Martín García, indiscutible llave del río.
Luego completa el sitio que el general José Rondeau se encontraba realizando desde 1812 sin resultado. Esto provoca la salida de la escuadra realista del puerto y su derrota durante las acciones ocurridas entre los días 14 y 17 de mayo de 1814.
Privada de su acceso al río, Montevideo cayó en junio de ese año. Esta acción no solo eliminaría la amenaza realista sino que agregaría un necesitado refuerzo en armas y hombres a los ejércitos patriotas.
Este triunfo patriota fue tan importante que un hombre de palabras medidas como el general don José de San Martín, en una carta enviada a Tomás Guido, dijo: «Amigo mío: hasta ahora yo no he visto más que proyectos en pequeño, excepto el de Montevideo». Sabía el Libertador que todo intento de emancipación hubiese sido un sueño con el norte plagado de españoles y el Río de La plata dominado por los realistas y utilizando el puerto de Montevideo para sangrar el comercio de Buenos Aires.
Así como sabía que el gobierno central, ante dificultades económicas propias de ese escenario, no hubiese dudado un instante en capitular y negociar la continuidad del dominio de la Corona en estas tierras.
Fueron entonces Güemes y Guillermo Brown los sostenes de la gesta sanmartiniana, luchando ambos en inferioridad de condiciones pero empujados por la convicción de que su esfuerzo redundaría en la libertas del país primero y de América toda después.
Brown falleció el 3 de marzo de 1857 y el mejor colofón de su vida fue dado por el general Mitre en el cementerio de la Recoleta, donde se encuentran sus restos: «Brown, en la vida, de pie sobre la popa de su bajel, valía para nosotros una flota. Brown, en el sepulcro, simboliza con su nombre toda nuestra historia naval. Él, con solo su genio, con su audacia, con su inteligencia guerrera, con su infatigable perseverancia, nos ha legado la más brillante historia naval de la América del Sur».
Gloria eterna al Padre de los Mares de la Patria…