Redacción – Cómodo en su decisión de desestabilizar al gobierno, el sector duro de La Cámpora y el cristinismo anuncian que volverán a votar en contra del acuerdo. Quemar al país es la consigna.
Tras la victoria en Diputados, el Gobierno nacional quiere acelerar el tratamiento del proyecto de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el Senado, para obtener una sanción antes de que termine la próxima semana. Sin embargo, se espera otra votación dividida en el oficialismo.
En la sesión del jueves pasado en la cámara baja, el Frente de Todos esperaba entre 80 y 90 votos afirmativos propios, de los 118 que tiene la bancada. Aunque solo cosecharon 77. En el medio quedaron 28 negativos y 13 abstenciones.
Cuando lo único que importa es sostener las posiciones personales y al país se lo mira como un conglomerado de seres cuya única función es acompañar las ambiciones políticas y económicas de una elite corrupta y poderosa que no duda en gritar un «vamos por todo» que la señala y define, no puede extrañar que voltear un gobierno o explotar la economía de la gente sea nada más que una estrategia en el camino elegido.
Y eso pasó esta semana y volverá a ocurrir a partir del lunes…
De cara al debate que comenzará el lunes en el Senado, el escenario se va a repetir y de los 35 legisladores que integran la fuerza oficialista, estiman un mínimo de 20 positivos y un máximo de 15 rechazos o abstenciones.
Y el ala dura que orientan la ex presidente, hoy vice, y su hijo Máximo ya anuncian a los cuatro vientos que seguirán adelante con la estrategia de entorpecer el gobierno de Alberto Fernández. ¿Las consecuencias para el Frente de Todos y para el país?…no parecen importarles demasiado.
Así, todo indica que el la iniciativa se convertirá en ley con mayoría opositora. Lo que indica que en la Argentina aún quedan, de un lado y del otro, algunos que entienden acerca de la responsabilidad de gobernar.
Y aislar a los locos, fundamentalistas y mediocres que hoy parecen agruparse bajo las faldas de una mujer traspasada por el rencor, acosada por sus causas judiciales y con una pérdida absoluta de cualquier contacto con la realidad.