El olvidado valor de los hechos importantes

(Escribe Adrián Freijo)Comenzar las clases a tiempo y poner fin a la vergonzosa condición de morosos que arrastramos durante 15 años, son dos noticias impactantes que para nosotros parecen una más.

Hoy los argentinos, en un plazo de apenas 24.00 hs. hemos vivido dos hechos de una normalidad excepcional , aunque afirmar semejante cosa parezca un contrasentido.

¿Cuántos años hace que las clases no se inician en la fecha estipulada que además marca a fuego la posibilidad de que nuestros chicos tengan los tan mentados 189 días de clase?. ¿Cuántos que desde el primer día teníamos que asistir al absurdo debate de como se iba a hacer para recuperar el tiempo perdido?.

A poco más de dos meses de asumir, el gobierno de Mauricio Macri y su par bonaerense María Eugenia Vidal consiguieron lo que ya se había convertido en poco menos que un imposible: comenzar el ciclo lectivo el día elegido por el calendario oficial.

Ello marca una normalidad, pero todos sabemos que es excepcional.

Tras 15 años en los que el país era señalado en el mundo entero como un ejemplo de morosidad culpable, el equipo de negociadores argentinos arribó a un acuerdo con los acreedores, que no solamente nos «sube al mundo» sino que ha merecido los más encendidos elogios de los centros reales del poder mundial. De un día para el otro quedó atrás el país de la trampa y la ilegalidad -que nos emparentaba con proyectos impresentables como el venezolano o estentóreos fracasos como el de Fidel en Cuba- para comenzar a retomar el lugar que sabemos nos pertenece en el concierto de las naciones.

Es decir a la normalidad, aunque nuestros pecados hagan de ello un hecho excepcional.

Ocurre que tantos años de dislates, de mentiras  y demagogia y de acostumbrarnos a vivir fuera de las normas comunes a una sociedad civilizada lograron un raro estado general en el que este tipo de noticias no tienen el impacto que se merecen. Algunos dirán que ello ocurre porque lo normal no es algo para las primeras planas; nosotros creemos que por el contrario una Argentina respetuosa de las normas debe hoy ser destacada en letra de molde.

Porque aunque mucho nos duela, ir a la escuela y pagar las deudas es algo excepcional en el país nuestro del siglo veintiuno.

Y es bueno que comencemos a transitarlo.