En Caacupé, el Papa destacó el papel de la Virgen María y la mujer paraguaya. «Su vida, es testimonio de que Dios no defrauda, aunque existan momentos que parecen que Él no está», expresó.
En su homilía en Caacupé, el papa Francisco destacó el papel de la Virgen María y la comparó con la mujer paraguaya. «Ella es la mujer de fe, es la Madre de la Iglesia, ella creyó. Su vida, es testimonio de que Dios no defrauda, no abandona a su Pueblo, aunque existan momentos o situaciones que parecen que Él no está», expresó.
Como no podía ser de otra manera, el papa Francisco demostró su infinito aprecio a la Virgen de los Milagros de Caacupé y a la mujer paraguaya. “Estar aquí con ustedes es sentirme en casa, a los pies de nuestra Madre La Virgen de los Milagros de Caacupé. En un santuario los hijos nos encontramos con nuestra Madre y entre nosotros recordamos que somos hermanos. Es un lugar de fiesta, de encuentro, de familia”, expresó.
“Cuántos bautismos, cuántas vocaciones sacerdotales y religiosas, cuántos noviazgos y matrimonios nacieron a los pies de nuestra Madre. Cuántas lágrimas y despedidas. Venimos siempre con nuestra vida, porque acá se está en casa y lo mejor es saber que hay alguien que nos espera”, indicó.
En la primera parte de su homilía, el Santo Padre resaltó el papel que cumplió la madre de Jesús desde que fue visita por el Ángel Gabriel. Destacó el sí que dio a la voluntad de Dios y la entrega que puso hasta la muerte de su hijo en la cruz. “Frente al saludo ella, quedó desconcertada y se preguntaba qué quería decir. No entendía mucho lo que estaba sucediendo. Pero supo que venía de Dios y dijo «sí». María es la madre del «sí». Sí, al sueño de Dios, sí al proyecto de Dios, sí a la voluntad de Dios”, sostuvo.
“Ella es la mujer de fe, es la Madre de la Iglesia, ella creyó. Su vida, es testimonio de que Dios no defrauda, no abandona a su Pueblo, aunque existan momentos o situaciones que parecen que Él no está. Ella fue la primera discípula que acompañó a su Hijo y sostuvo la esperanza de los apóstoles en los momentos difíciles”, agregó.
Posteriormente se refirió a la mujer paraguaya. “Las mujeres y madres paraguayas, que con gran valor y abnegación, han sabido levantar un País derrotado, hundido, sumergido por la guerra. Ustedes tienen la memoria, la genética de aquellas que reconstruyeron la vida, la fe, la dignidad de su Pueblo. Como María, han vivido situaciones muy pero muy difíciles, que desde una lógica común sería contraria a toda fe. Ustedes al contrario, al igual que María, impulsadas y sostenidas por su ejemplo, siguieron creyentes, inclusive «esperando contra toda esperanza»”, destacó para pedir a Dios “que siga bendiciendo y alentando en su fe a la mujer paraguaya, las más gloriosa de América”.
En el final de su mensaje, el máximo líder de la Iglesia Católica se dirigió a todos los paraguayos y les solicitó que sean portadores de la fe de Maria, de la vida, de la esperanza. “Sean ustedes los forjadores de este hoy y mañana paraguayo”, sentenció.
ALERTA POR FEMINICIDIOS
Pese a que el Santo Padre resalta y valora a la mujer paraguaya, la situación de la misma en Paraguay no es nada fácil. Meses atrás la ministra de la Mujer, Ana María Baiardi, reconoció que Paraguay vive en alerta ante la gran cantidad de feminicidios. Solo el año pasado 30 mujeres fueron asesinadas. Los meses más violentos son diciembre y enero.
Durante el 2014 se reportaron 1.800 denuncias de violencia, según Baiardi. La funcionaria lamentó que solo el 2% de todas las denuncias van a parar al Ministerio Público. En la mayoría de las veces, los casos no salen a luz temor de las víctimas.